El Beisbolista más Longevo – Parte 1 de 2

Uno de los peloteros más longevos de todos los tiempos, Pedro ‘Charrascas’ Ramírez, recientemente acaba de celebrar sus primeros 102 años de vida. ¡Muchas felicidades, Don Pedro!

Nacido un 29 de junio de 1921 en el puerto jarocho de Veracruz, Ramírez se distinguió no sólo como un hábil lanzador, sino también como jugador de cuadro y jardinero. Jugando 13 temporadas en la Liga Mexicana de Béisbol con equipos de élite como el Azul del Veracruz, los Diablos Rojos del México, los Tuneros de San Luis, los Algodoneros del Unión Laguna, los Pericos de Puebla y el Águila de Veracruz, Ramírez vio acción en 792 juegos, logrando un porcentaje de bateo de .297 a lo largo de su carrera. En 7 de esas 13 temporadas, el jarocho fungió como lanzador, obteniendo 51 victorias a cambio de 48 derrotas (.515), siendo campeón en ganados y perdidos en 1948 (9-2) con los Pericos de Puebla.

En la Liga de la Costa del Pacífico ayudó a los Venados de Mazatlán en la conquista del gallardete de 1945-46, en lo que fuera la primer temporada del legendario circuito invernal. En 1950, con los Cañeros de Los Mochis, resultó campeón de bateo, conquistando la codiciada triple corona. Después pasó a los Yaquis de Ciudad Obregón, siendo campeón en carreras producidas durante 3 temporadas. En 1945, se destacó en el pitcheo con los Indios de Ciudad Juárez de Liga del Norte, donde dejó récord de 10-2. También dejó huella en la Liga Invernal Veracruzana, con Xalapa, así como en la extinta Liga Nacional, donde jugó con el Saltillo, donde fuera líder de bateo con .345, empujando más de 100 carreras en una temporada.

Debido a su gran talento, Lázaro Salazar lo lleva en 1943 a jugar al beisbol cubano. Así mismo, en 1946 jugó en Venezuela con el equipo de Caracas. Son éstas algunas de las razones por las cuales Pedro ‘Charrascas’ Ramírez ingresaría con todos los honores al Salón de la Fama del Béisbol Mexicano en el año de 2001.

Ramírez nació en el seno de una familia muy pobre. Su madre abandonó el nucleo familiar cuando éste tenía tan sólo 1 año de edad. Su padre, taxista, estaba inválido, por lo que muchas veces no tenían suficiente dinero para comer. Por esta misma razón su hermano mayor vendía flores, mientras que los vecinos les regalaban tacos para subsistir. “Muy abajo empecé, vendiendo chicles, limpiando zapatos, [vendiendo] periódicos, consiguiendo fierro”, compartiría en entrevista con el Salón de la Fama en 2022.

Su primer contacto con el béisbol sucedió un domingo en su natal Veracruz, trabajando como bolero en las cercanías del parque de béisbol Zamora. Viendo cómo la afición se aglutinaba en el estadio, el joven Pedro decidió seguirlos. Sin embargo, encontrándose sentado a un lado de la línea de home a primera base, Pedro recibió el golpe de una pelota de béisbol en la boca. “Me dieron un foul en la boca, me tumbaron los dientes. Me llevaron al hospital que estaba a dos cuadras. Me operaron y a los años quedé bien.” A pesar del percance, a Pedro le “nació un gusanito por el béisbol.” “Anduve jugando con pelotas de papel, luego de hule, después me fui a jugar con [otros] chamacos. Aprendí viendo lo que hacían los ‘de arriba’. En aquel entonces, en el béisbol no había instructores ni nada.”

Debido a su pobre vestimenta, al joven Ramírez se le conocía como ‘Chucho El Roto’. Sin embargo, dicho apodo no le duró mucho, pues muy pronto se le conocería como ‘Charrascas’. “Resulta que ya había un niño al que le decían de ese modo, pero ese día no había ido al juego y yo era el que cargaba los bats…por lo que se les hizo muy fácil llamarme como aquel chamaco… y desde entonces, todos comenzaron a nombrarme de esa forma… y hasta la fecha.”

“Tenía buen brazo. Resulta que un buen día nos estaban dando de palos. Entonces llega el manager y me dice: – ten la bola. Tira ahí. Yo quiero que pitchees… tira como sea -.” ‘Charrascas’ protestó, argumentando que él no era pitcher. “- Si no pitcheas, te vas del equipo -. Y como tenía buen brazo, hice ponchadero. Tiraba pura piedra.” De aquella manera tan improvisada comenzó la carrera del joven lanzador.  

“Vivía en la calle, casi. Seguí de vago, durmiendo en la calle. [pero] un buen día se me ocurrió juntarme con unos chamacos. Y éstos dijeron: vamos a México. Nos fuimos abajo de las bancas [del tren]. Llegamos a México, a Buena Vista.” Era 1936 y el chico ya se movía solo por las calles de la Ciudad de México. Llegó a la capital del país preguntando por destacados peloteros veracruzanos como Apolinar ‘Polín’ Pulido y Fernando Cocuite Barradas, a quienes encontró en una peluquería. Lo ayudaron, por lo que Ramírez encontró comida y un lugar para dormir en la cocina de ellos. En sus aventuras, el joven llegó hasta el Parque Delta. “En ese tiempo había un club de béisbol muy fuerte llamado ‘El Azteca’ de Homobono Márquez”. En ese equipo militaban estrellas como José Luis ‘Chile’ Gómez, ‘Moro’ Chávez, Apolinar ‘Polín’ Pulido, Yamo Ornelas, Agustín Bejerano, Ramón Bragaña y Basilio ‘Brujo’ Rosell.

Inspirado por su viaje a la capital del país, Ramírez regresó al béisbol amateur veracruzano, jugando en ciudades como Veracruz y Cosamaloapan. Trabajando en una fábrica de hilados y tejidos en San Bruno, cerca de Xalapa, Ramírez siguió jugando como pitcher. Sin embargo, una disputa con el hermano del secretario general del sindicato le costó el trabajo. “Me corrieron. Agarré mis cosas y [me regresé] para Veracruz.»

Un equipo de Petróleos Mexicanos en la Barra de Tuxpan lo integró a su roster, pero volvió a meterse en conflictos con otro joven, por lo cual volvió a perder su trabajo. “Como ya jugaba muy bien, me hablaron de Álamo. En Álamo jugué muy bien y querían que yo fuera sindicalizado. Pero les dije: – No, yo quiero béisbol -.’- Pero te vamos a dar la planta -. – No, no, no -, insistí.” “Me fui a Poza Rica, donde jugaban mejor béisbol […] Me recomendaron a Córdoba, con Lázaro Penagos.” Ahí conoció a jugadores como Juan Conde y ‘Felino’ Cárdenas.

En 1940 llega la Liga Cismática. “Nos tocó ir a Rosita, Coahuila. ‘Molinero’ Montes de Oca me invitó al Parque Delta a ver al Veracruz, donde vi jugar a grandes estrellas como Josh Gibson.” La Liga Cismática llegó pronto a su fin, pues no tenía un parque adecuado en la Ciudad de México, la ciudad que más entradas generaba. Tras el quiebre de la Liga, Ramírez terminó sin trabajo. Sin embargo, ‘Felino’ Cárdenas lo recomendó al Azul de Veracruz, siendo ya el dueño del club Jorge Pasquel. «Era una bella persona, por cierto. Tenía muy buenos sentimientos. Era una persona que me tocó tratar muy bien. Conocía a toda la familia […]. Iba a la casa de ellos, porque me invitaban.”

En el Veracruz de 1942, a Pedro le tocó jugar con estrellas de Ligas Negras como Monte Irvin, ‘Diablo’ Wells, ‘Mamerto’ Dandridge y Ramón Bragaña. “Ese hombre, [Bragaña], cuando el equipo estaba en dificultades, se paraba y calentaba y decía: dame la bola, voy a pitchear yo. Bragaña se ganó el corazón de Jorge Pasquel, y con mucha razón. Era un pelotero trabajador.”

En su primer año con el equipo jarocho, ‘Charrascas’ bateó para .305, viendo acción en 45 juegos y produciendo 25 hits, con 2 dobles, 1 triple y 1 homerun. Estaba claro que el joven veracruzano sería invitado al club por segunda ocasión en la temporada de 1943. Sin embargo, su promedio de bateo disminuyó (.236), pero aún así logró conectar 46 hits, 10 dobles, 3 triples y 3 jonrones. En 1944 jugó en 33 partidos con el Veracruz, bateando para .259, antes de ser canjeado a los Diablos Rojos del México, donde participó en 12 encuentros, produciendo .276 de promedio.

En el invierno de 1943, Lázaro Salazar lo recomienda al béisbol cubano. Ahí militó con el Marianao, junto a otras leyendas del béisbol mexicano como Epitacio ‘Mala’ Torres, Daniel ‘Coyota’ Ríos y Alberto ‘Coty’ Leal. “Resulta que en la inauguración del campeonato me dijo Salazar: – Tú vas a pitchear. – Bueno’. Pitchee, y en el octavo inning, íbamos perdiendo 2-1, y había hombre en segunda y tercera. Llegué yo a batear. Entonces se juntaron los peloteros y total,… me pitchearon. Me acuerdo que era Colorado Rogel, un pitcher cubano, quien me tiró curva y… ¡línea a tercera base! Se acabó el juego. Ganamos.” Sin embargo, al segundo partido, tirando una curva desde el montículo, se lastimó el codo. Dejó la liga ese mismo año con marca de 1-1.

Unos meses más tarde, llegaría una invitación del famoso scout Joe Cambria para jugar en Rochester, un equipo sucursal de los Rojos de Cincinnati, quien de inmediato le extendió un contrato. Sin embargo, Ramírez rechazó la invitación. “Yo no tenía buena escuela. No sabía ni papa de inglés. Me iban a pagar lo mismo que ganaba en nuestro béisbol… y luego en esos años se vivía la cruenta Segunda Guerra Mundial…”

Contando con 25 años, Ramírez llega al Torreón en 1946. Según cuenta en entrevista con el Salón de la Fama, fue en este equipo donde recibió su mejor salario. “Ganaba 6,200 pesos al mes”. Ahí se puso a las órdenes del inmortal Martín Dihigo, alineando con peloteros como Jesús ‘Chanquilón’ Díaz, Avelino Cañizares, Juan Guerrero, George Hausmann, Terris McDuffie y Chico Rodríguez, entre otros.

En una ocasión, jugando el Torreón contra el Puebla, Martín Dihigo le dice a Ramírez: – ‘Charrascas’ caliéntate -. Después de lanzar tres bolas al bateador contrario, Dihigo le ordena: – ¿Sabes qué?, tira la bola para la calle -. “Tiré la bola para la calle y se acabó el juego. Me fui para el dogout y al rato oigo la sirena [de la policía]. – ¿Quien es Charrascas..?-. – A sus ordenes -. – Por favor nos acompañas -. A la carcel fui a caer. Después me ponen en el periódico: ‘Charrascas Ramirez hizo un berrinche y por él  perdió el Torreón en Puebla’. Me dirijo a Dihigo y le digo: – Maestro, mire esto -. – Pues sí, ni modo -. Llegamos a México y un periodista me pregunta: – ¿Que pasó en Puebla, por qué tiraste la bola? -. Y le respondí: – donde manda capitán no gobierna marinero; por órdenes de Martín Dihigo -.» El periódico publicó la respuesta de ‘Charrascas’, por lo que Dihigo le reclamó: – Oye, ¿por qué dijiste eso? -. – ¡Es que ya me estaban cargando el muerto a mí! -.”

“Cuántas anécdotas. Mi juventud, no me arrepiento de nada de lo que hice. He vivido una vida muy buena.”      

CONTINUARÁ LA PRÓXIMA SEMANA