Máscaras Mexicanas

Escribió Octavio Paz (1914-1998): “Viejo o adolescente, criollo o mestizo, general, obrero o licenciado, el mexicano se me aparece como un ser que se encierra y se preserva: máscara el rostro, máscara la sonrisa. (…) Su lenguaje está lleno de reticencias, de figuras y alusiones, de puntos suspensivos; en su silencio hay repliegues, matices, nubarrones, arco iris súbitos, amenazas indescifrables.”

En contraste con la cultura del país vecino del norte, en la cual se buscan las palabras y las formas directas, para los mexicanos, el lenguaje tiene pasadizos, recovecos y dobles sentidos; máscaras e identidades. Tan peculiar es nuestra cultura y el uso que ésta le da a nuestro idioma, que muchos de nosotros nacemos con un nombre y, para nuestra fortuna o desfortuna, fallecemos con otro.

“Los apodos”, dice Alfonso Hernández, “sustituyen al nombre propio, aludiendo a la apariencia, a un rasgo físico, al tipo de vida, al modo de caminar, al lenguaje”. Nada es más cierto en el microcosmos del béisbol mexicano: en él habitan espíritus como los de ‘Memo’ Luna, ‘Melo’ Almada, ‘Beto’ Ávila  y ‘Gilillo’ Villarreal; deambulan imágenes como las de ‘Chorejas’ Bravo, ‘Cabezón’ Uriarte, ‘Negro’ Morales y ‘Shorty’ Arroyo; danzan con las sombras de ‘Chile’ Gómez, ‘La Mala’ Torres, ‘Dumbo’ Ayala y ‘Clipper’ Montemayor; y se reúnen con ‘Pasitos’ Echeverría, ‘Diablo’ Montoya, ‘Culichi’ Pérez y ‘Yaqui’ Ríos.

Muchos apodos hacen referencia al lugar de procedencia de individuos – véase ‘El Príncipe de Belén’, ‘El Tigre de Regla’, ‘El Cometa de Carbó’ (aclaramos: no nació en Carbó) –, a sus modos de subsistencia previos al béisbol – ‘Papelero’ Valenzuela, ‘Bule’ Guzmán, ‘La Tuza’ Ramírez –  o resultan hoy un misterio perdido en el tiempo – ‘Burbuja’ Vázquez, ‘Máscara’ Guzmán, ‘Rata’ Vargas –.

Se dice que un ‘Chanquilón’ es aquel que utiliza zapatos de muy mal aspecto, dañados, rotos o sin lustrar – un ‘cuachalote’, pues, como diría mi ‘papá viejo’ –. Para mí, un ‘chanquilón’ representa un gallo, aunque ésta imagen se la debemos a nuestra amiga, Luz Marina Martínez Arias, quien así apodó a su mascota de la infancia en honor a uno de los peloteros más completos de la Época de Oro del Béisbol Mexicano.

Nacido un 18 de Enero de 1925, Jesús Díaz nació en una de las ciudades más jóvenes de México, Torreón, en el Estadio de Coahuila. Con sólo 17 años de edad, el chico, al que ya se le conocía como ‘Chanquilón’, llegó con gran éxito al Unión Laguna en el verano de 1942.

Aquel equipo, dirigido nada menos que por Martín Dihigo, estaba conformado por ‘Pancho’ Alcaraz, Laureano Camacho, Carlos Colás, Alejandro Crespo, ‘Memo’ Garibay, Manolo Fortes, Vicente ‘Corazón’, Torres y Ramón Mendoza. Junto a ellos, Díaz vió acción en 86 juegos, produciendo 111 imparables en 348 veces al bat para un impresionante .319 en su debut.

En esa temporada, Martín Dihigo ganaría por segunda ocasión en la historia de la Liga la Triple Corona de Pitcheo – al terminar con .759 de porcentaje de ganados y perdidos con marca 22-7, 2.53 de efectividad y 211 ponches –, llevando al equipo a la conquista de su primer campeonato en la Liga Mexicana de Béisbol, sin duda también gracias al Novato del Año, título que le correspondió a Jesús ‘Chanquilón’ Díaz.

Con un comienzo como ése, estaba claro que Díaz seguiría con el Unión Laguna durante la temporada de 1943. Con Dihigo al mando, la novena cosechó un récord de 51-36, mientras que Díaz bateó para .261, con 80 hits en 307 veces al bat, dando sus primeros 2 jonrones en esa temporada. Muchos recuerdan esta temporada por la controversia ocurrida tras la declaración del ganador del torneo.

Con una ventaja de .05 juegos, los Industriales de Monterrey de Lázaro Salazar fueron coronados por Jorge Pasquel como campeones ese año tras serle impugnado un juego al Unión Laguna en Torreón por romper acuerdos pactados con la liga.

Inconformes, los Laguneros hicieron demonstraciones de rebeldía que incomodaron a la directiva del circuito veraniego, por lo que dicha institución decidió eliminar a la novena, mudando al equipo íntegro a Nuevo Laredo bajo el nombre de la Junta. Con ello, la directiva local se quedó sin concesión y Torreón sin béisbol – dando así origen a la Liga Nacional, circuito rival de la Liga Mexicana, y con ‘Pancho’ Alcaraz, Manolo Fortes y ‘Corazón’ Torres probando suerte en ella –.

 ‘Chanquilón’ Díaz permaneció con la Junta de Nuevo Laredo por dos temporadas, bateando para .283 (1944) y .300 (1945), estableciéndose así como un pelotero destacado. La Junta tuvo un debut tibio en la Liga, alcanzando un cuarto lugar en 1944 – con Dihigo al mando –, pero alcanzando un segundo sitio en en 1945 – siendo el manager ‘Kelo’ Cruz –.

El Torreón regresa a la Liga Mexicana en 1946, y con él Martín Dihigo y ‘Chanquilón’ Díaz, entre otros, pero Díaz sólo permanece con ellos en esa temporada, haciendo su cambio a los Tuneros de San Luis y a los Ángeles de Puebla en la temporada de 1947. En 1948 repite con los Ángeles de Puebla, equipo que, con Napoleón ‘Nap’ Reyes, queda como subcampeón. Sería en este año en el que éste rápido corredor sería reconocido como el campeón robador de la Liga Mexicana, con 22 robos.

Ya para este momento, Díaz era un pelotero de 23 años reconcido por su efectividad en el jardín central y su agresividad sobre el terreno. Debido a ello, el joven también fue invitado a participar en el béisbol cubano. Con los Tigres del Marianao (1947-48), resultó campeón jonronero con un total de 7 cuadrangulares, superando a los peloteros americanos y cubanos más notables de la época.

Luego llegan los años de bonanza luego de su retorno al Torreón. En 1949, ‘Chanquilón’ Díaz se convierte en el ‘Jugador Más Valioso’, tras producir 83 carreras y 13 jonrones con .334 de bateo en sólo 83 partidos. En ese certamen – la temporada debut de ‘Leo’ Rodríguez, Novato del Año –, el equipo quedaría en segundo lugar. Incluso mejor sería la siguiente temporada para el equipo (1950), en la cual, con récord de 48-36 y bajo el mando de ‘Memo’ Garibay, se coronó como campeón.

En esta temporada, Díaz destacaría por dar 10 jonrones, empatando en primer lugar con Ángel Castro en este departamento. El Torreón tiene una participación destacada en 1951, pero el título se lo lleva el Veracruz en la controversial final entre el Azul y los Tuneros de San Luis.

Concluido este tramo de su carrera, Díaz alineó con otras escuadras como el Jalisco (1952) – donde debutó como manager y se convirtió en líder robador de bases por segunda ocasión con 22 robos –, Laredo (1953), Anáhuac (1953) – también manager –, Veracruz (1955) y México (1955). Cabe destacar que, para 1955, los Diablos Rojos del México lo consideraban al final de su carrera, por lo que lo cambiaron al Veracruz (1956), donde bateó para .303 con 13 jonrones. Estando con el Veracruz, surgió la oportunidad de dirigir al Fresnillo (Liga Central) en ese mismo año.

Ya en el ocaso de su carrera, Díaz alineó con Nuevo Laredo (1957), Yucatán (1957), Ciudad Juárez (1957) – manager –, Puebla (1960) – manager –, Puerto México (1964) – manager – y Zacatecas (1966) – manager –. Sus mejores momentos como timonel los vivió al mando de los Pericos de Puebla (Liga Invernal Veracruzana), a quienes llevó al campeonato.

Por si esto fuera poco, ‘Chanquilón’ Díaz participó en siete campañas en la Liga de la Costa del Pacífico, vistiendo los colores de Los Mochis, Culiacán, Hermosillo y Mazatlán. Sus mejores números en el legendario circuito invernal los produciría en la temporada 1953-54, cuando bateó 11 bambinazos para Hermosillo.

Terminada su carrera de 16 temporadas en el tradicional circuito de verano, Jesús ‘Chanquilón’ Díaz compiló un récord de .284 de bateo, con 1,148 hits en 4,038 turnos al bat. Gracias a ello, el Salón de la Fama del Béisbol Profesional Mexicano le otorgó un lugar entre los grandes en 1979 en la Categoría de Jardinero Central. Su vida llegaría a su fin a los 63 años en la ciudad de Tijuana, B.C., un 30 de marzo de 1988.

De su trayectoria en el béisbol mexicano, Tomás Morales escribiría: “Como bateador recuerdo haberlo visto conectar un cuadrangular sobre la segunda barda del jardín izquierdo, rumbo al Panteón Francés. También en ese partido conectó un batazo que fue triple por el callejón de los jardines derecho y central, llegando con una barrida espectacular en tercera, con los spikes en alto y ante los aplausos de la multitud.»

«Más adelante, en ese mismo juego», continúa Morales, «realizó una de sus grandes atrapadas, yendo desde su pradera central hasta la misma barda por un batazo enemigo, dando las espaldas al home”.

Descanse en paz, Jesús ‘Chanquilón’ Díaz, una de las grandes figuras del béisbol de antaño.