El Héroe Ignoto de Culiacán

En Primer Bat reiteramos nuestro compromiso de rendir un merecido homenaje a aquellos actores que nos dieron un béisbol de gran calidad en el Noroeste del país. Este compromiso parte de nuestra firme convicción de que todos los pueblos deben hacer los esfuerzos necesarios para rescatar la obra y memoria de quienes nos obsequiaron nuestra identidad, pues de no hacerlo, corren ellos el grave riesgo de perderla.

Los Tacuarineros de Culiacán, aquel equipo que formó parte de esa época romántica del béisbol en nuestra ciudad capitalina, se distinguió por contar con un bullpen conformado por grandes estrellas, entre las que destacaron los lanzadores mexicanos Alfonso “La Tuza” Ramírez – nacido en La Barca, Jalisco y recordado por su gran velocidad, excelente dominio y amplio repertorio de lanzamientos –, Tomás “Piyuyo” Arroyo – oriundo de Monterrey y galardonado con el título de “Novato del Año” en 1947 en la Liga Mexicana de Béisbol – y el gran amigo de mi “papá viejo”,  Jesús “Mú” Núñez – quien en la segunda edición de la Liga de la Costa del Pacífico fuera reconocido como el mejor pitcher del torneo.

Sin embargo, en las páginas de la historia de este legendario equipo es menester recordar a otro  lanzador de origen mexicano, poseedor de grandes facultades y méritos propios. Nos referimos, por supuesto, al fiel miembro y héroe ignoto de equipo de Culiacán, Manuel “Negro” Morales.

Nacido en Aguascalientes en el año de 1925, Manuel Morales es recordado por la afición de la vieja guardia por ser pieza fundamental del equipo guinda y autor de grandes victorias para este club. No sólo fue Morales el pitcher quien le brindaría a Culiacán su primer triunfo en la Liga de la Costa del Pacífico, sino también el primero en este circuito en entregar un juego de un sólo hit en la historia de este certamen.

Y por si esto fuera poco, fue Morales el pitcher ganador de la victoria de la selección de Sinaloa sobre su rival Sonora en el primer juego de Estrellas de la Liga de la Costa del Pacífico, celebrado un 20 de febrero de 1946 y con un resultado de 11 carreras sobre 6. Y todo esto sólamente en el primer año de la legendaria liga.

Hoy en día es muy escasa la información que hemos podido recopilar sobre la vida y hazañas deportivas del “Negro” Morales fuera de su estelar participación con los Tacuarineros de Culiacán. Una breve investigación de su servidor revela que Morales pasaba sus veranos prestando sus servicios a escuadras como los Indios de Cuidad Juárez (1948) así como los Copper Kings de Bisbee-Douglas (1949-1954) de la Liga Arizona-Texas – novena donde también figuraron Clint Courtney, Ronnie Smith, Manuel Magallón y Benjamín “Papelero” Valenzuela.

Conocido en el Suroeste de los Estados Unidos como Manny “Blackie” Morales, el hidrocálido se ganó el afecto de muchos aficionados norteamericanos durante sus seis años con este último equipo, alcanzando el récord de 24-12 en 1951 y terminando dicha temporada con un ERA de 3.30 bajo el mando del manager Syd Cohen. Mi “papá viejo” nos hablaba mucho de Manuel Morales, a quien conoció durante su estadía en El Rosario, Sinaloa, por allá en el año de 1944, donde el lanzador derecho era ya todo un ídolo de este pueblo minero.

Todo iba viento en popa para los Tacuarineros de Culiacán al término de la tercera serie contra los Venados de Mazatlán en la Liga de la Costa del Pacífico. Con 4 juegos ganados, 3 perdidos y 2 empates, la escuadra guinda había logrado establecerse como líder del torneo (PCT: .571), seguida muy de cerca por Guaymas y Mazatlán (cada uno con PCT de .500) y con Hermosillo en la penumbra del sótano (PCT: .429).

Celebrada entre el 16 y el 20 de noviembre de 1945, la cuarta serie del torneo enfrentó a los Tacuarineros contra los Ostioneros de Guaymas, en la cual los guindas intentarían cobrarse el descalabro sufrido durante su debut, cuando pasaron la vergüenza de perder dos de tres partidos ante los porteños  y en su propia casa.

Sin embargo, el cubano Julio Alfonso – en palabras de “Gilillo” Villarreal, el mejor pitcher del momento – fue un hueso muy duro de roer para los sinaloenses, quienes perdieron el primero de la cuarta serie en un cerrado 2-3 y a pesar de contar éstos con el brazo de Alfonso “La Tuza” Ramírez. Muy diferente fue el partido del domingo 18 de noviembre, donde Culiacán castigaría a los Ostioneros con un 10-7 de Guadalupe Ortegón, con Guaymas enviando a la lomita a Juan Conde, “Coty” Leal y Aurelio Espericueta, quienes nada pudieron hacer para salvar la situación.

Sin embargo, nadie podía anticipar el resultado del tercero de la serie, celebrado ese mismo domingo de tristezas para la afición guaymense presente en el viejo Estadio Abelardo L. Rodríguez: inspirados por su magnífica actuación del juego matutino, los Tacuarineros aplastaron sin piedad a la escuadra ostionera con un escandaloso 14-6, partido que sería considerado en ese momento como la peor paliza de la temporada.

¿Y quién fue el pitcher ganador de ese encuentro que saldaría la cuenta del pasado mes de octubre con el gigante porteño? Nada menos que Manuel “Negro” Morales, quien jamás abandonó la loma de las responsabilidades durante todo el encuentro.

Con esta victoria, Culiacán lograba consolidar su liderazgo en la competencia (PCT: .600), enviando a Guaymas al tercer sitio (PCT: .455), mientras que Hermosillo haría lo suyo para escalar a un segundo lugar (.500) tras derrotar a Mazatlán, quien cayó al sótano (PCT: .444). Mala serie para las ciudades porteñas y excelente semana para Morales, cuyo talento puso el nombre de la capital sinaloense en lo más alto.

Por ello y por muchas otras razones, Culiacán tiene una deuda de agradecimiento con éste y con otros atletas quienes aún no han sido destinatarios del justo reconocimiento que se merecen.

Dedicado a la memoria de la Sra. Rosa María Ferreiro Sanz, madre de nuestro amigo y compañero de la etapa de formación primaria, Miguel Valle Ferreiro.