De Papelero a Príncipe

“Ramírez, a la banca” le gritó Syd Cohen al singular pelotero y futuro miembro del Salón de la Fama del año 2001, Pedro ‘Charrascas’ Ramírez. El gringo, después de que Ramírez le fallara en el outfield con un elevado que se le escondió en el sol, había perdido por completo la paciencia. Con un silbido llamó súbitamente al bat boy, un chico de escasos 16 años conocido como Benjamín Valenzuela – y a quien todos llamaban ‘Papelero’ –. “Es tu turno” le dijo Cohen, y con estas palabras el chico de muy humildes orígenes dejaría de cargar para siempre los bats de los Cañeros de los Mochis o los de cualquier otro equipo. El año era 1949 y Los Mochis se enfrentaba a los Venados de Mazatlán en la Perla del Pacífico en un difícil partido para el club verde. Benjamín hizo un buen papel en su debut profesional – conectó un hit y realizó una gran atrapada desde los jardines –, pero nadie se imaginaba entonces que aquel chico de muy humildes orígenes, apenas unos 9 años más tarde, se convertiría en el décimo pelotero nacido en México en jugar en Grandes Ligas.

Benjamín Valenzuela nació en Los Mochis, Sinaloa, un 02 de junio de 1933 – año recordado por marcar el debut del primer pelotero oriundo de México en la Gran Carpa, ‘Melo’ Almada –. Nacido en el seno de una familia muy pobre, Benjamín se dedicó de niño a vender periódicos en las calles de la ciudad otrora llamada ‘El Plat’ para ayudar a su madre viuda. Más tarde también se convertiría en monaguillo, pero su pasión por el béisbol fue más fuerte que el llamado de la iglesia: mientras otros monaguillos le rendían culto al santo de su devoción, Benjamín sentía una profunda admiración por el tercera base mexicano, Luis ‘Molinero’ Montes de Oca, razón por la que él mismo se convirtió en antesalista.

Muchas gracias le profesó Valenzuela al otrora pitcher de los Senadores de Washington, Syd Cohen, por la oportunidad recibida de debutar con Los Mochis. El manager se convertiría en una figura clave durante el inicio de la carrera del joven Valenzuela: con él se reencontraría en 1952  en Bisbee, Arizona, a los 19 años – un año más tarde de su debut en el béisbol organizado con los Indios de Ciudad Juárez –. Al mando de Cohen, Valenzuela bateó para .352 en 135 juegos. Continuó con Cohen en la siguiente temporada de la Liga Arizona Texas, donde vió acción en sólo 44 juegos, pero bateando para .347. En su último año con los Copper Kings, Valenzuela tuvo como managers a Ron Smith y a Ed Roberts, jugando en 86 partidos con un promedio de .388.

Con tremendo promedio de bateo, no fue por suerte que el Monterrey lo integrara a sus filas en 1954. Los Sultanes, dirigidos ese año por el gran Lázaro Salazar, contaban en sus filas con peloteros de la talla de Dan Bankhead, Alex Carrasquel, Wilfredo Salas, Marcelino Solís, Epitacio ‘La Mala’ Torres y Gilberto ‘Gilillo’ Villarreal. Los Cardenales de San Luis se dieron cuenta de su talento y un 30 de novembre de 1954 lo seleccionaron para jugar en sus sucursales de Triple A. Fue así como Valenzuela alineó con los equipos de Fresno (1955, con porcentaje de bateo de .354), Omaha (1956, porcentaje de .220) y Houston (1956, porcentaje de .314; y 1957, porcentaje de .286), haciendo un muy buen trabajo.

En la temporada número 12 de la Liga de la Costa del Pacífico, Valenzuela recibe el reconocimiento como el ‘Jugador Más Valioso’, después de producir 60 carreras impulsadas, 14 cuadrangulares – quedando en segundo lugar después de Earl Averill de Hermosillo con 15 – y una excelente actuación en la tercera base. En ese mismo año se corona también como campeón de bateo de la liga con porcentaje de .367. En el invierno de 1957 regresa al legendario circuito invernal mexicano, alineando con Ciudad Obregón – quienes abandonaron la competencia  antes de concluir la temporada – para seguir con la escuadra de Manuel Arroyo en Culiacán. En ese año, Valenzuela se convertiría por segunda ocasión en el campeón bateador con porcentaje de bateo de .323.

En 1958 regresa a Triple A con el equipo de los Cardenales de Omaha de la American Association. Con ellos hace una sólida actuación en 126 juegos, bateando para .284. Luego llega el anhelado ascenso a Grandes Ligas. El 27 de abril de 1958, Benjamín ‘Papelero’ Valenzuela se convierte en el décimo pelotero nacido en México en llegar a Grandes Ligas. Es seguido muy de cerca por Rubén Amaro – quien fue llamado por los Cardenales en junio para ocupar provisionalmente el shortstop en algunos partidos de ese año –. En el juego de esa recordada fecha por la afición mexicana, Valenzuela entró de relevo en el quinto episodio por Larry Jackson – el famoso pitcher que ya desde 1957 era parte del roster All-Star de la Liga Nacional –, conectándole un hit a Johnny Podres – pitcher ganador de cuatro Series Mundiales con los Dodgers de Brooklyn/ Los Ángeles – en su primer turno al bat. Con ello pasaría a la historia como el primer mexicano en debutar con hit en Ligas Mayores.

A pesar de su gran debut, Valenzuela fue llamado sólamente en 10 juegos con los Cardenales en 1958. En ellos, el oriundo de Los Mochis bateó para .214 – 3 hits en 14 turnos al bat –. Difícil le resultó para Valenzuela ocupar el lugar titular de la tercera base, pues Ken Boyer estaba bien plantado sobre ella. Lamentablemente, la gerencia del equipo lo cambió en octubre en una transacción de cinco jugadores a la organización de los Gigantes de San Francisco – cabe mencionar que uno de los jugadores adquiridos por los Cardenales sería una de las figuras más recordadas de ese equipo: el pitcher Ernie Broglio –. Con el cambio, los Gigantes enviaron a Valenzuela a Triple A, con los Gigantes de Phoenix de la Pacific Coast League (1959), seguidos por los Gigantes de Tacoma (1960) y los Gigantes de Rio Grande Valley/ Victoria (1961).

Después de tres años en el sistema de ligas menores de los Gigantes, Valenzuela regresó a México. Su fugaz carrera en Grandes Ligas había terminado. Como dijera el afamado Casey Stengel, “Well, that’s baseball. Rags to riches one day and riches to rags the next. But I’ve been in it 36 years and I’m used to it”. Sin duda, en esa época muchos de nuestros compatriotas sufrieron ese destino: ser ascendidos brevemente a Grandes Ligas, hacer una aparición relámpago, para después ser relegados a Triple A. Valenzuela regresó a México triste, sabiendo que jamás sería ascendido con el equipo de San Francisco. Fue contratado por los Rojos del Águila de Veracruz, con quienes permaneció dos años (1963, 1964), jugando al lado de Ramón Arano, Mario Ariosa, Lino Donoso, Miguel Gaspar, Felipe Montemayor y Al Pinkston. Sus últimos años con en la Liga Mexicana de Béisbol los pasó al lado de Poza Rica, en las temporadas de 1964, 1965 y 1966, teniendo como manager a Memo Garibay, Guillermo Frayde y a Tony Castaño.

A sus 33 años, Valenzuela se unió a los Venados de Yucatán de la Liga Mexicana del Sureste, con quienes permaneció en las temporadas de 1966, 1967 y 1968 – comenzando con ellos su faceta como manager en los años de 1967 y 1968 –. En 1969 siguió su camino con los Plataneros de Tabasco, seguidos por los Tigres de Aguascalientes de la Liga Central Mexicana, con quienes jugó en 1970 y 1971 – apareciendo como manager en la temporada de 1971 –. En 1972, en su rol como timonel, haría campeones de la liga a Aguascalientes.

En el béisbol invernal, Valenzuela fue llamado a ser coach de los Cañeros de su natal Los Mochis en 1968. La alineación estaba a cargo de José Luis ‘Chito’ García, quien cedió el mando a Valenzuela tras retirarse a la Ciudad de México debido a los lamentables hechos ocurridos el 2 de octubre de ese año en la capital. La directiva, a cargo de Martín Estrada Jr., Armando Valderrama y Leonardo Félix, entre otros, acordaron promoverlo como manager y le asignaron al cubano Américo Pérez como su brazo derecho. Fue con este timón con el que Los Mochis vencieron un 7 de enero de 1969 a los Naranjeros de Hermosillo al son de 6 carreras por 3 para ganar el primer título de su historia en la pelota invernal.

Una lesión en su columna le impidió seguir jugando, pero su prolífica carrera como manager mexicano duró más de 15 años.  Después de su triunfo con Los Mochis y con Aguascalientes, Valenzuela dirigió al Veracruz (1972) a los Piratas de Sabinas (1973), a los Alijadores de Tampico (1975 – 1978) – equipo al que hizo ganador en 1975 –, a los Bravos de León (1979, 1980, 1983-1985)  y a los Broncos de Reynosa (1981, 1982), entre otros.

La vida de Benjamín ‘Papelero’ Valenzuela llegó a su fin un miércoles 24 de octubre de 2018 en Los Mochis debido a una insuficiencia renal a los 85 años. Lo sobrevivieron su esposa, la Sra. Yolanda Gámez, y sus siete hijos. La afición beisbolera lo recuerda como un caballero dentro y fuera de los diamantes y como un jugador con temple e inteligencia, siempre presto para enseñar este bello deporte a la juventud de México.

Fue Robert Fulton quien dijera, “The American dream of rags to riches is a dream for a reason – it is hard to achieve; were everyone to do it, it wouldn’t be a dream but rather a reality”. Sin embargo, el sueño americano no es el único que vale la pena ser conquistado. Por su actuación en el béisbol de México, Valenzuela fue acreedor de muchos galardones del béisbol profesional de nuestro país, como su entronización en el Salón de la Fama del Béisbol Mexicano en 1986. Siendo fiel miembro de los Cañeros de Los Mochis – organización a la que le dedicó 45 años de su vida y que le dio su primera oportunidad de entrar al béisbol profesional –, el equipo verde retiró su número 14 en célebre homenaje un 10 de octubre de 2016 en el Estadio ‘Emilio Ibarra Almada’, lo distinguió como personalidad en el 45 aniversario de la organización en 2007 y en 2012 lo condecoró como el ‘Mejor Manager de los primeros 50 años de los Cañeros’.