El Gran Maestro
Indudablemente, José Luis «Chile» Gómez no solo fue un destacado jugador de la Época de Oro del Béisbol Profesional Mexicano, sino también una figura clave en el desarrollo profesional de incontables beisbolistas.
Uno de los más destacados peloteros mexicanos en la segunda base, Gómez fungió por muchos años no solo como un notable mánager-jugador de novenas de renombre en la Liga Mexicana de Béisbol y en la Liga de la Costa del Pacífico, sino también como mentor y ejemplo a seguir para mi «papá viejo», Gilberto «Gilillo» Villarreal. En los años en que jugaron juntos – él como intermedista y Villarreal como short stop –, ofrecieron siempre una gran actuación. Tan reconocida fue esta dupla, que en opinión de la icónica revista HIT, los dos peloteros se convirtieron en “una de las parejas más efectivas del circuito grande de México en la elaboración del doble play”.
En sus propias palabras, Villarreal expresaría a la prensa deportiva en el año de 1951: “Todo lo que he logrado en el béisbol ha sido producto de las enseñanzas de José Luis ‘Chile’ Gómez, bajo cuya custodia di los primeros pasos.”
Ciertamente, muchos peloteros de su generación, como lo fue el caso de Francisco «Panchillo» Ramírez, Claudio Solano o Ramiro Cuevas, tendrían una historia similar qué contar sobre el gran José Luis «Chile» Gómez.
La vida del gran maestro comenzó un 23 de marzo de 1909 en Villa Unión, una población localizada a unos cuantos minutos del bello puerto de Mazatlán, Sinaloa. Su padre, Don Maclovio Gómez, trabajaba en telégrafos, siendo transferido a la capital sinaloense, por lo cual la familia llegó a Culiacán. En el Poniente de la ciudad, la familia Gómez se instaló en el famoso barrio de «La Vaquita», en las cercanías de «El Llanito», famoso lugar en donde la juventud de la época practicaba el béisbol.
En un principio, el joven Gómez se interesó por la torería, admirando a reconocidos personajes como Juan Silveti. Todo esto cambiaría cuando su tía Estefanía lo llevara por primera vez en su vida a presenciar un juego de béisbol en Culiacán, deporte de gran auge en esta ciudad y que fuera traido por los norteamericanos que laboraban en el ferrocarril Sud-Pacífico.
Tras la inesperada muerte de su padre y debido al ambiente de violencia ocasionado por la Revolución Mexicana, la familia Gómez consiguió un salvoconducto y cruzó la frontera en 1919 rumbo a la ciudad de Los Ángeles en busca de mejores condiciones de vida.
En California, José Luis ingresó a la escuela primaria, comenzando a practicar varios deportes y destacando en el softball, donde actuó como lanzador. Ya desde esa época comenzaba a mostrar sus habilidades de liderazgo al convertirse en capitán de su equipo. Entrando a la High School en Los Ángeles, Gómez brilló tanto en fútbol americano como en béisbol, incluso ganando una mención honorífica al ser designado el atleta más destacado de la Poly-High.
En 1931, Gómez llegó a la capital mexicana, jugando para el Aztecas. También reforzó al Tampico. En una serie contra el Fabriles del legendario Homobono Márquez, el manager sonorense reconoció su talento en el fildeo y decidió firmarlo. Así comenzaría una ejemplar carrera en el béisbol profesional a nivel nacional e internacional.
Jugando en Nuevo Laredo en 1933, Gómez hizo una gira por Texas y Oklahoma en los Estados Unidos. Estando en este país, un buscador de los Phillies de Philadelphia lo firmó y se lo envió al mánager de esta novena ligamayorista, «Jimmie» Wilson. Fue así como el sinaloense entró primeramente a los Black
Knights de Beckley de la Middle Atlantic League (Clase C) en 1933. En esta liga, Gómez se convertiría en líder de doble plays con 76, bateando para .258/.326/.361. Continuó con Beckley en 1934, seguido de los Bartlesville Reds, bateando para .225 y .216, respectivamente. Tal fue su talento en el cuadro, que su estancia en Ligas Menores se reduciría a esas dos temporadas antes de dar el gran salto al mejor béisbol profesional del mundo.
El sábado 27 de Julio de 1935 se convirtió en una fecha histórica para el béisbol en todo México y en especial para Sinaloa. Fue en ese día cuando Gómez, a sus 26 años, debutaría con los Philadelphia Phillies en Grandes Ligas, convirtiéndose así en el primer mexicano en pertenecer a esta organización.
En ese juego, los Phillies se enfrentaron a los Bravos de Boston, obteniendo la victoria con marcador de 5-0 ante 1,500 aficionados. Gómez fue dominado por el inicialista Ben Cantwell en tres ocasiones, pero negoció una base por bolas al relevista Danny MacFayden. Así fue el debut del primer sinaloense y segundo mexicano en llegar a la Gran Carpa. El mexicano permaneció con los Phillies por dos temporadas, mostrando gran clase en la segunda base. En su primera temporada en Grandes Ligas, Gómez participó en 67 juegos, conectando 51 hits e impulsando 16 carreras.
Sus números en ese año registraron .230/.285/.243. En su segundo año con Philadelphia, «Chile» Gómez se convirtió en el segunda base titular del equipo, apareciendo en 108 juegos, con .232/.265/.250. Según comenta Alfonso Araujo, el mote de «Chile» se lo ganó en esta época debido a su origen mexicano y por su particular carácter explosivo.
Sin embargo, en aquellos días del ayer, los peloteros latinoamericanos por lo general no tenían una larga estadía en la Gran Carpa. Con el propósito de mejorar su bateo, Gómez fue enviado a Doble A en la temporada de 1937, alineando con los Jersey City Giants de la International League, donde bateó para .230. Regresó a México, formando parte de la novena de los Electricistas de Necaxa, bateando con récord de .269/.345/.385, relevando además al mánager Eutiquio Becerril. Continuó así con el Águila de Veracruz en 1938, produciendo .267 de bateo y ayudando al equipo a conseguir el campeonato. En 1939, Gómez pasó ese año entre el Veracruz y el campeón de la temporada, los Cafeteros de Córdoba, con .303 de porcentaje de bateo.
En 1940, José Luis bateó para .242 con el Carta Blanca de Monterrey, fungiendo también como timonel del equipo y compartiendo el cuadro con Joe Naranjo, Quincy Trouppe y Sammy Bankhead.
En 1941,Gómez regresó como mánager del Carta Blanca, bateando para .264/.333/.324. También dirigió a la Selección Mexicana en la Serie Mundial Amateur de 1941, llevándose la medalla de bronce.
El sinaloense regresó a Grandes Ligas con los Washington Senators en 1942, portando el Número 32 y siendo dirigido por el legendario manager «Bucky» Harris. En el juego inaugural de esa temporada, el sinaloense le conectó un triple a «Lefty» Gomez. No obstante, el mexicano cerró la temporada bateando para .192/.280/.274, terminando así su carrera en el mejor béisbol del mundo con récord global de .226/.274/.250 en 627 veces al bat. Su último juego en Grandes Ligas fue el 30 de mayo de 1942, a los 33 años, en un encuentro entre los Senadores de Washington y los Yankees de Nueva York, que finalizó con una victoria para los Yankees 6 a 4. Gómez entró a fildear la segunda base en el último inning por Bob Repass, sin tomar turno al bat. Cerró la temporada en los Estados Unidos con los Chattanooga Lookouts, bateando para .281. Con los Pericos de Puebla, Gómez bateó para un impresionante .326 de promedio de bateo en 20 juegos, dirigendo también al equipo.
1943 vio a «Chile» Gómez jugar para los Diablos Rojos del México, bateando para .264. Memorable fue aquel juego de 1943 entre los Diablos Rojos – equipo que él dirigía – contra el Monterrey en el duelo de pitcheo sostenido entre Alfonso «La Tuza» Ramírez y Daniel «Coyota» Ríos. En este encuentro, Gómez tomó la decisión de salir a la caja de bateo para resolver el empate. Sabiendo leer los lanzamientos de Daniel Ríos, Gómez logró conectar el hit que produjo la carrera del gane por 1-0 para su equipo. La afición, eufórica, paseó en hombros a Gómez y a Ramírez hasta el centro de la Ciudad de México, un hecho que no se ha vuelto a repetir en la historia de la Liga Mexicana de Béisbol.
En 1944, Gómez bateó para .291 con el Veracruz, produciendo 8 triples. También condujo a la Selección Mexicana a la medalla de plata en la Serie Mundial Amateur de 1944. Consiguió otros 8 triples para Veracruz en 1945, con marca de .313, año en el que tuvo una de sus mejores temporadas en la LMB en carreras anotadas, dobles, hits, jonrones, así como promedio de bateo y slugging.
En 1946, el sinaloense bateó con el Veracruz para .258. Posteriormente, bateó para .408 en una breve estadía con los Havana Cubans de la Florida International League (FIL).
Según comenta el gran historiador Luis Manuel Rivera, «Chile» Gómez no solo pasó a la historia por sus hazañas en la pelota mexicana y americana. En 1937, se convirtió en el primer mexicano firmado por un equipo de béisbol cubano. Jugó primero con Santa Clara de 1937 a 1939, seguido por los Elefantes de Cienfuegos en las temporadas de 1941-42 y 1945-46 para un total de cuatro temporadas.
En 1947, el entonces veterano de 38 años produjo .232 de promedio de bateo para los Azules del Veracruz, sustituyendo a «Red» Steiner al timón de la novena. En 1948, dividió el año entre Veracruz y Tampico, bateando para .338 durante su mejor temporada en el índice de estadísticas.
Luego llegó la época en la que el sinaloense se convirtiera en el mánager y mentor de los famosos «Niños Catedráticos», los Tuneros de San Luis. Ahí se reuniría con su pupilo «Gilillo» Villarreal en la segunda base. Al mando del San Luis, Gómez bateó para .279 en 1949.
En la campaña de 1950, Gómez, de 41 años, bateó para los Tuneros para .264. En 1951, el mánager tunero llevaría a este equipo a la pelea por el título por única vez en su historia. Resultó campeona la novena de Jorge Pasquel, los Azules del Veracruz, en una controversial Serie Final que concluyó con Pasquel recibiendo un ladrillazo en la cabeza y renunciando para siempre al béisbol.
Gómez jugó tres temporadas más, faltando únicamente en la campaña de 1952. Los dos últimos años de su carrera (1953-1954) los pasó junto a los Diablos Rojos del México. Dirigiendo al equipo escarlata, Gómez sería en 1953 uno de los protagonistas del Juego Perfecto de su anterior discípulo, Ramiro Cuevas, entrando de emergente por Juan Conde y bateando el out 27 para un 1-0 a favor de los Tecolotes.
«Chile» Gómez dejó indelebles huellas en su paso por la Liga Mexicana de Béisbol. Sus números durante 17 temporadas en este circuito fueron: 904 juegos, 3,342 turnos al bat, 534 carreras y 929 hits, para un porcentaje de bateo de .278 y .350 de slugging. Siempre distinguido por su elegante y efectivo estilo, Gómez fue reconocido por mucho tiempo como el mejor segunda base fildeador del país, mostrando su maestría en esta posición en las temporadas de 1941 con el Monterrey y 1945 con el Veracruz. Su última actuación en la LMB sería como mánager de los Diablos Rojos del México en el año de 1960.
En la Liga de la Costa destacaría su participación con el equipo de los Venados de Mazatlán, así como en su rol de mánager-jugador de los Ostioneros de Guaymas y de los Charros de Jalisco. Entró a las páginas de la historia del béisbol del Noroeste de México gracias a la invitación de Antonio «El Pachuco» Zazueta Villa. Fue en 1943 cuando Gómez sería contratado para liderar aquella alineación de lujo del equipo, consistente de Alfonso «La Tuza» Ramírez, Epitacio «La Mala» Torres, Guillermo «Memo» Garibay, Fidel «Albañil» Reséndiz y Miguel Arvizu. Fue también en esa época cuando Gómez y un «Gilillo» Villarreal de 16 años se conocerían por primera vez en la capital sinaloense.
La ilustre vida del gran José Luis «Chile» Gómez llegó a su fin un 1 de diciembre de 1992 en la ciudad de Nuevo Laredo, Tamaulipas. A manera de reconocimiento a su entrega y a su profesionalismo, José Luis «Chile» Gómez fue entronizado en el Salón de la Fama del Béisbol Profesional en México en el año de 1971 en la categoría de Jugador de Segunda Base. También fue elegido de manera póstuma como miembro del Salón de la Fama del Béisbol Latino en su edición de 2011.
Recordado como uno de los grandes conocedores de todos los secretos de la segunda base, peloteros de antaño y de la actualidad aún admiran y celebran sus proezas y recuerdan todas sus enseñanzas.