Hay un Ford en su Futuro – Parte 1 de 2

“…Hay un Ford en su futuro… Sí, será veloz ese Ford de su futuro. Veloz y elegante! Y será bello, grande, resistente y lujoso, tanto su interior como su exterior” eran algunas líneas de la campaña publicitaria de la famosa compañía automotriz que todos conocemos. Fundada por Henry Ford en Detroit en el año de 1903, la Ford Motor Company llegó a convertirse en un imperio internacional, teniendo gran éxito en el México de los 40s del siglo pasado con su automóvil modelo Super Deluxe. 

En referencia a esto, fue un sábado 04 de diciembre de 1948 cuando, desde una avioneta que volaba sobre toda la capital sinaloense, serían lanzados millares de volantes con el mensaje: “Culiacán, hay un Ford en tu Futuro”. Con ello, no se anunciaba la llegada del nuevo modelo de la companía automotriz a la ciudad de los tres ríos, sino la de un novato de 20 años llamado Edward Charles Ford, quien venía desde Mazatlán con intenciones de hacer estragos en el equipo de los Tacuarineros.

Ford, quien previamente había contribuído para que los Venados cobraran el récord de 12 juegos ganados en cadena desde el comienzo de la cuarta temporada de la Liga de la Costa del Pacífico (1948-49) – racha que por cierto, sería interrumpida gracias al trabajo de Felipe Montemayor y con el gran pitcheo de ‘Memo’ Luna (su gran rival en la Costa) en la serie anterior ante Los Mochis –, llegaba ahora a Culiacán a retar a la batería de pitcheo de Manuel Arroyo.

Existía mucha incertidumbre, pues contrario a todo pronóstico, ‘La Tuza’ Ramírez había vencido ese mismo sábado a Daniel Ríos al son de 6 carreras por 3. El novato Ford, a quien años más tarde se le conocería en todo el mundo como ‘Whitey’, había ya hecho un estupendo trabajo con los porteños en menos de 2 meses – 7 de las 12 victorias mencionadas fueron de su autoría –, pero sus facultades comenzaban a mermar – quizás debido a la amebiasis que había contraído durante su estancia en territorio mexicano (la ‘Venganza de Moctezuma’) y que se desarrolló a tal grado que, según él mismo relata en su biografía, casi le cuesta la vida –.

Aún así, el novato estaba siempre dispuesto a luchar al lado del equipo de primer nivel que había armado Guillermo ‘Memo’ Garibay. Esta escuadra, compuesta por Clinton Courtney en la receptoría, ‘Memo’ Garibay en primera base – alternando con Jim McDonald y Bob Garber –, José Luis ‘Chile’ Gómez en la segunda, Víctor Manuel ‘Pingua’ Canales en tercera, Gilberto ‘Gilillo’ Villarreal en las paradas cortas, y en los jardines Pete Hughes, Epitacio ‘Mala’ Torres, Dee Moore, Alfredo Pérez y Blas ‘Máscara’ Guzmán, tenía como lanzadores no sólo a Ford y a Daniel ‘Coyota’ Ríos, sino también al ‘Músico’ Estrada, a Vicente ‘Corazón‘ Torres y a Bob Ferris.

Sin duda un equipo triunfador, que se quedó a sólo dos juegos del campeón Culiacán de conquistar su segundo título en este torneo. Ese domingo 05 de diciembre, Ford, con todo y los problemas de su tracto digestivo, se puso la camiseta de los Venados y venció sin dificultades a Culiacán, colgándoles las 9 argollas y ganándole al serpentinero Keith Simons al compás de 3-0 en el legendario Estadio Gral. Ángel Flores. Sería su octava victoria del torneo.

La temporada transcurrió, y con su paso, su salud empeoraba y su desempeño deslucía. Al cierre de la justa, su marca terminó en 12-7. Clinton Courtney, su amigo desde sus tiempos en Norfolk y quien más tarde se convertiría en el Novato del Año con los St. Louis Browns en 1952, quizás debió haberse arrepentido de haber invitado a Ford a jugar en México al verlo tan frágil de salud. Pero Eddie necesitaba el dinero. Aceptó jugar en Mazatlán a pesar de las objeciones de los Yankees – quienes temían que se lesionara en el béisbol invernal –.

Aprendió algunos trucos nuevos, pero llegó un momento en que su enfermedad llegó a ser tan grave que Ford intentó desesperadamente regresar a su hogar. Sin embargo, cada vez que éste pretendía abordar el siguiente vuelo rumbo a los Estados Unidos, la directiva de los Venados salía detrás de él para evitarlo. Se dice que cuando Ford llegó a casa después de concluida la temporada, su demacrado cuerpo pesaba sólamente 59 kgs.  

A pesar de su breve participación en la Liga de la Costa del Pacífico, Ford dejó sin duda una huella imborrable en el corazón de la afición porteña. Cosa que no es de extrañarse, pues Edward Charles Ford, nacido en New York City un 21 de octubre de 1928, se convirtiría con el paso de los años en el pitcher con el mayor porcentaje de triunfos (.690 con 236 victorias por 106 derrotas) en Ligas Mayores.

Se le conocía muy bien por su curva, misma que utilizaba muy a menudo, lanzándola 50 a 75% del tiempo en la parte más avanzada de su carrera. Siendo hijo único de una familia con antecedentes beisboleros – su padre jugaba de manera semiprofesional en New York al igual que sus tíos maternos en Astoria –, Ford jugaba pelota en los veranos en los terrenos baldíos cercanos al Madison Square Garden Bowl, ubicado a un par de kilómetros de su vecindario.

Al ser admirador de Joe DiMaggio – su compañero de equipo años más tarde –, Ford creció también como fanático de los Yankees. Comenzó a jugar béisbol organizado a partir de los 13 años de edad, cuando se formó el equipo de los ‘Thirty-Fourth Avenue Boys’, mismo que prevaleció por 5 años y donde Ford ganaría el Trofeo ‘Lou Gehrig’ como el Jugador más Valioso. Se unió a la Manhattan School of Aviation Trades en 1942. La escuela le quedaba a una hora de su casa en autobús, pero era la única opción viable para seguir jugando el deporte de sus amores.

En abril de 1946, Ford participó en una prueba de los Yankees, buscando ser primera base. Paul Krichell, quien fuera el scout del equipo, se dio cuenta del poder del brazo de Ford. Le dijo que era muy bajo para jugar la primera base y le enseñó a lanzar curvas. Fue precisamente su estatura la que le impediría tener un alto sueldo como novato. Los Red Sox sólo le ofrecieron 1,000 USD por su firma, mientras que los New York Giants subieron ésta a 2,000 USD, por lo que Boston la incrementó a 3,000 USD.

Pero el sueño de Ford era jugar con los Yankees. Paul Krichell lo llamó con una oferta de 5,500 USD. Mientras estaba fuera jugando, los Giants llamaron a su casa y su madre recibió de ellos otra oferta por 6,500 USD. Por esta razón, Krichell subió la suya a 7,000 USD, logrando firmar al muchacho. Con ese contrato, Ford se reportó al spring training de 1947 con los Binghamton Triplets de la Eastern League, equipo que pertenecía al sistema de los Yankees. El manager de los Triplets era ‘Lefty’ Gomez, quien nunca se acordaba del nombre de los jugadores. Por ello, primero lo llamó ‘Blondie’, y luego ‘Whitey’, y así le quedó.

Pero el sobrenombre no se volvió popular sino hasta 1950, año en que Ford finalmente se uniría a los Yankees, luego de pasar por los equipos Butler (1947, 13-4 y ERA de 3.84), Norfolk (1948, 16-8 y ERA de 2.58), Binghamton (1949, 16-5 y ERA de 1.61) y Kansas City (1950, 6-3 y ERA de 2.81), con todo y Mazatlán (1948-49, 12-7).

Debutando con los Yankees en 1950 a los 21 años, logró un récord de 9-1 con ERA de 2.81. En esa temporada, su juego más recordado fue un encuentro contra los Tigres de Detroit un 16 de septiembre de 1950, cuando frente a 56,000 aficionados, Ford ayudó al equipo a imponerse con un impresionante 8-1 ante el lanzador Dizzy Trout. Su participación quedó muy cerca del título como Novato del Año, distinción que cayó sobre Walt Dropo de los Red Sox.

Concluida la temporada, Ford realizó su servicio militar en Fort Monmouth, New Jersey, donde fue asignado a los Signal Corps. Se cayó dos veces de los postes de teléfono, por lo que fue asignado a la operación de radares. Su otra tarea en el ejército fue jugar béisbol. Duró ahí dos años, pidiendo licencia para casarse con su novia, Joan Foran, con quien tuvo 3 hijos – Sally Ann (1952), Eddie, Jr. (1953) y Tommy (1954) –.

En su boda, celebrada el 14 de abril de 1951, estuvo presente todo el equipo de los Yankees, incluyendo a Joe DiMaggio, a Joe Page y a Mickey Mantle, leyenda del béisbol y quien más tarde se convertiría en su entrañable amigo. Junto a él, los mejores momentos de la carrera de Eddie Ford estaban por venir…

CONTINUARÁ LA PRÓXIMA SEMANA…