Una Nación Vuelve sus Ojos Solitarios hacia Tí

“Where have you gone, Joe DiMaggio? A nation turns its lonely eyes to you” se oía de las voces de Simon & Garfunkel en la radio del año de 1968. Para Paul Simon – el autor de la estanza que cierra la famosa canción llamada ‘Mrs. Robinson’ –, el retiro de Joe DiMaggio (25/Nov/1914 – 08/Mar/1999) como beisbolista profesional en el año de 1951 significó la despedida de una de las más grandes figuras de la cultura popular, por lo que el músico originario de Newark, Nueva Jersey, quiso expresar ese vacío en su canción.

Cuando ‘Mrs. Robinson’ se colocó en primer lugar en la lista de éxitos Billboard Hot 100 de los Estados Unidos, DiMaggio tenía ya casi dos décadas de haberse retirado del béisbol profesional. La estelar carrera del hijo de un humilde pescador inmigrante de origen italiano – oficio que, dicho sea de paso, Joe repudiaba, algo que quizás Hemingway desconocía cuando éste escribio ‘El Viejo y el Mar’ – estuvo unida siempre a los Yankees de Nueva York.

Fue en este legendario club donde se desempeñó como jardinero central durante 13 temporadas – en cada una de las cuales fuera siempre incluido en el equipo All-Star –, ganando junto con esta novena nada menos que 9 Series Mundiales.  Durante el cénit de su carrera, DiMaggio logró anotar 56 hits seguidos en una temporada, un récord que aún se mantiene en la actualidad.

DiMaggio – también conocido como el ‘Yankee Clipper’ – fue una de las grandes súper estrellas de su época y el primer atleta profesional en ganar más de $100,000 USD al año. Pero a principios de la década de 1950, el beisbolista originario de San Francisco tenía ya muchos problemas ocasionados por lesiones y apenas podía caminar sin dolores. Así, el 11 de diciembre de 1951, a la edad de 37 años, DiMaggio se despidió de Grandes Ligas, mas no de la farándula: el año posterior a su retiro, ‘Joltin’ Joe’ conoció a quien se convertiría en el amor de su vida: una joven actriz llamada Norma Jeane Mortenson, mejor conocida en todo el mundo por su nombre artístico, Marilyn Monroe (01/Jun/1926 – 04/Ago/1962).

Fue en 1952 cuando DiMaggio le pidió a un conocido mutuo que le concertara una cita con Monroe. Antes de su primera reunión, Monroe se mostró escéptica. ”Esperaba al típico deportista de Nueva York y, en cambio, conocí a este tipo reservado que no se me insinuó de inmediato”, relató la actriz a Ben Hecht para el libro de sus memorias, titulado ‘My Story’. ”Me trató como algo especial”. La atracción entre ambos era muy fuerte y comenzaron a salir, por lo general a través del país, con Monroe residiendo en la costa oeste y DiMaggio en el este.

Siendo de orígenes muy humildes y estando en la cima de sus respectivas carreras, ambas celebridades tenían mucho en común. Aunque los escépticos destacaban sus diferencias, Monroe notó sus similitudes, incluido un deseo común de un hogar estable e hijos. ”La verdad es que éramos muy parecidos”. ”Mi publicidad, como la grandeza de Joe, es algo externo. No tiene nada que ver con lo que realmente somos”.

No pasó mucho tiempo para que la pareja quisiera formar una vida juntos. ”Joe y yo habíamos estado hablando de casarnos durante algunos meses”, le dijo Monroe a Hecht. “Sabíamos que no sería un matrimonio fácil. Por otro lado, no podíamos seguir para siempre como un par de amantes a lo ancho del país”.

DiMaggio y Monroe se casaron en una ceremonia privada en el ayuntamiento de San Francisco – ciudad natal de DiMaggio – un 14 de enero de 1954. La pareja posó únicamente para fotografías en los escalones de la iglesia de San Pedro y San Pablo, sin celebrar una ceremonia religiosa. Una boda por la iglesia no era una opción en ese momento, pues ambos se habían divorciado previamente – DiMaggio de su primera esposa, Dorothy Arnold, en 1944; y Monroe de su vecino de la infancia, James Dougherty, en 1946 –.

Según Monroe, DiMaggio sugirió el compromiso nupcial de último minuto y aprovechando el espacio libre en la agenda de ambos. ”Estás teniendo todos estos problemas con el estudio y no estás trabajando, así que ¿por qué no nos casamos ahora? Tengo que ir a Japón de todos modos por un negocio de béisbol, y podríamos hacer del viaje una luna de miel”, le propuso DiMaggio. ”Y entonces nos casamos y nos fuimos a Japón en nuestra luna de miel”.

Desde el principio, su unión matrimonial tuvo problemas. Durante la luna de miel, el estudio de Monroe le pidió que viajara a Corea para actuar para las tropas estadounidenses estacionadas allí. DiMaggio se quedó en Japón. De vuelta en los Estados Unidos, la pareja buscó tener una vida normal, pero la volatilidad de la carrera de Monroe, asi como los celos y la intromisión de DiMaggio en las negociaciones de su contrato profesional y en la elección de roles fílmicos comenzaron a irritar a la actriz.

Según los informes, DiMaggio quería una esposa que se quedara en casa. Monroe estaba en el mejor momento de su carrera y quería expandir sus horizontes culturales con un esposo que estuviera interesado en su trabajo. DiMaggio también desaprobó la imagen artística de su mujer. Mientras ella filmaba la película The Seven Year Itch (1955) en Nueva York, DiMaggio estuvo furioso durante la filmación de la famosa escena de la rejilla del metro. Según Monroe, ”… exponer mis piernas y muslos, incluso mi entrepierna, esa fue la gota que colmó el vaso”.

Por ello, a sólo nueve meses después de haberse casado, Monroe, visiblemente llorosa y triste, anunció públicamente su divorcio citando crueldad mental – por dejar de lado la crueldad física –. En una carta escrita a su esposa en el momento del anuncio, DiMaggio expresó: ”Te amo y quiero estar contigo… Nada quisiera más que devolvieras tu confianza en mí… Mi corazón se partió aún más al verte llorar frente a todas esas personas”.

Pasarían años antes de que se reconciliaran. Mientras tanto, Monroe se casó con el dramaturgo Arthur Miller en 1956. La unión duraría cinco años y, al final, Monroe, emocionalmente frágil, fue ingresada en una clínica psiquiátrica en Nueva York. Fue el mismo DiMaggio quien aseguró la salida de su ex-esposa de dicha clínica, llevándola al campo de entrenamiento de los Yankees en Florida, donde él era entrenador de bateo, para descansar.

Aunque una reunión matrimonial no estaba en las cartas, la pareja siguió siendo buenos amigos, incluso cuando Monroe luchaba contra la adicción, la depresión y la ansiedad. Monroe murió al año siguiente, el 4 de agosto de 1962, por una sobredosis de barbitúricos en su casa de Los Ángeles. Su muerte fue declarada por los forenses de la época como suicidio.

DiMaggio, devastado, reclamó su cuerpo y organizó su funeral, supuestamente excluyendo a la élite de Hollywood y a los miembros de la familia Kennedy – incluido al entonces presidente John F. Kennedy, con quien se rumoreaba que Monroe había tenido una aventura –. DiMaggio nunca perdonó a su amigo Frank Sinatra por presentarle a los Kennedy a Monroe.

DiMaggio nunca se volvió a casar y rara vez habló de Marilyn durante el resto de su vida, misma que llegó a su fin un 08 de marzo de 1999 a causa de un cáncer de pulmón. Aunque su matrimonio duró sólo 274 días, DiMaggio vivió enamorado de ella hasta su muerte, organizando el envío de rosas a la cripta de Monroe tres veces por semana durante 20 años.

”Me iré a la tumba arrepintiéndome y culpándome por lo que le pasó a ella”, se cita a DiMaggio en el libro ‘Dinner With DiMaggio’. ”Sinatra me dijo más tarde que ‘Marilyn me amó de todos modos, hasta el final’”.