Hay un Ford en su Futuro – Parte 2 de 2

CONTINUACIÓN DE LA SEMANA ANTERIOR.

Ray Dandridge, aquel viejo lobo de mil mares, recorría los pasillos de la 9ª Convención Nacional de Coleccionistas del Deporte (National Sports Collectors Convention) de 1988, navegando entre la multitud de aficionados, vendedores, coleccionistas y reporteros deportivos. Su lento caminar – que ya arrastraba a cuestas el peso de muchos años – se veía constantemente interrumpido por sus fanáticos, quienes fervientemente le pedían que firmara su memorabilia. Había ya transcurrido un año desde que el gigante de ébano había sido entronizado en Cooperstown y muchas décadas desde que fuera uno de los apadrinados de Jorge Pasquel en la Liga Mexicana de Béisbol – donde destacaría con el Veracruz –.  

Buscaba Dandridge entre las decenas de puestos del recinto a otro de sus contemporáneos, un hombre maduro de baja estatura, cabellos blancos y piel clara poblada por manchas de sol. Lo encontró sentado en un puesto de MasterCard, firmando autógrafos para los aficionados. “Whitey, it’s me, Ray…! I’ve been lookin’ the whole world over for you!”, le dijo a su viejo amigo, Eddie Ford, abrazándolo frente a la prensa. “We played with each other in Mexico once”, compartió. Ray se refería al tiempo en que ambos peloteros jugaban con equipos contrarios en Mazatlán, a tres años de concluída la Segunda Guerra Mundial. “He was my brother; I owned him” declaró antes las cámaras mientras guiñaba un ojo, cuando se le preguntó cómo bateaba este grande en el Pacífico Mexicano ante el pitcher ganador del Cy Young de 1961.  

Todavía estaba Ford a casi una década de conquistar este trofeo – el más importante para un pitcher profesional –, pero al regreso de su servicio militar, el zurdo dejó un récord con los Yankees de 18-6 con ERA de 3.00 en el año de 1953. Continuó con otra excelente temporada en 1954, entregando un 16-8 con ERA de 2.82. Para 1955, Ford era ya una figura insustituible del Juego de Estrellas, colándose en la distinguida lista de lanzadores de juegos de un sólo hit con sólo 26 años de edad. Sus 18 victorias en 1955 lo empataron con Frank Sullivan y Bob Lemon – la sensación del pitcheo de la escuadra de Hermosillo en la primera temporada de la Liga de la Costa (1945-46) – en juegos más ganados en ese año. Sin embargo, los Dodgers de Brooklyn ganaron la World Series en ese certamen, siendo Ford también víctima del famoso robo de home del reconocido jugador con el número 42, Jackie Robinson.

No obstante, las tres excelentes temporadas de Ford después de su servicio militar lo catapultaron hacia la fama, convirtiéndose en toda una celebridad de la época. Apareció junto a Tommy Byrne y a su gran amigo Mickey Mantle en el famoso Show de Ed Sullivan; luego conoció personalmente al legendario Ty Cobb – quien le dijera: «I’d hate to have been hitting against you myself» –; posteriormente, viajó junto con los Yankees a Hawaii, a Okinawa, así como a otras regiones de Japón – gira en la que por accidente golpeó a un umpire japonés en la cabeza en un tiro a segunda base –.  

Su buena racha siguió en 1956, con 19 victorias por 6 derrotas y ERA de 2.47. Participó una vez más en el Juego de Estrellas, lanzando la cuarta entrada para la American League, en donde Willie Mays le conectaría un homerun de dos carreras. En ese año, la National League ganó al son de 7-3. Aunque la Serie Mundial de 1956 es recordada por el juego perfecto de Don Larsen en el quinto juego, la afición aún recuerda que gracias al triunfo de Ford en el tercero, los Yankees se enfilaron en una racha ganadora. Ésta le valió a Ford su tercer anillo en Series Mundiales de Grandes Ligas.

A pesar de tener problemas en el hombro, su campaña de 1957 arrojó 11 victorias por 5 derrotas y un ERA de 2.57. 1957 fue también el año del incidente de Copacabana, donde la administración de los Yankees multó con 1,000 USD a todos los jugadores involucrados en la pelea sucedida en dicho club nocturno en la noche en la que se presentara Sammy Davis Jr. – famoso cantante afroamericano –. Ford estuvo presente en este evento, donde se celebraba también el cumpleaños 29 de Billy Martin. Se desconoce quién inició la pelea o quién fue el responsable de enviar a algunos de los presentes al hospital. Como consecuencia de este escándalo para los Yankees, Billy Martin fue transferido a los Kansas City Athletics, terminando así la era Mantle-Martin-Ford de Nueva York.

En esta época, Ford se dejó envolver por el mal ambiente, en el cual las parrandas con Mickey Mantle fueron siempre cosa de anécdota. En muchas ocasiones, ambos jugadores se quedaban en el bar hasta las 6 ó 7 de la mañana previa a un partido. Aún así, Ford jugó nuevamente en la Serie Mundial del ‘57, misma que se la llevaron los Milwaukee Braves en siete juegos. Otra cosa sería la Serie Mundial de 1958, donde los Yankees se enfrentaron de nueva cuenta con los Braves. En esta ocasión, la balanza se inclinó a favor de los Yankees, quienes vencieron sin duda gracias a la actuación de Ford.

A pesar de que los Yankees terminaron en tercer lugar en la temporada de 1959, Ford entregó una campaña de 16-10 y ERA de 3.04, así como una de las mejores actuaciones de su carrera ante los Washington Senators, a quienes derrotó en un partido de 14 entradas con marcador de 1-0. En 1960, su actuación deslució un poco, con récord de 12-9, ERA de 3.08 y porcentaje de .571 en ganados y perdidos – el más bajo de su carrera –. En ese año, los Yankees quedaron como subcampeones ante los Pittsburgh Pirates. Ésta sería también la última vez que los dirigiría el famoso Casey Stengel, quien fue sustituido por Ralph Houk.

Con Houk al mando, Ford decidió tomar más riesgos, solicitando al nuevo manager que incrementara sus turnos al pitcheo a uno cada cuatro juegos. Su apuesta rindió frutos, pues en este año de 1961, el zurdo entregó un impresionante récord de 25-4 con ERA de 3.21, en lo que fuera su mejor temporada en Grandes Ligas. Este año, por cierto, también es recordado por la afición como aquel en el que Mickey Mantle y Roger Maris intentaran romper el récord de Babe Ruth en jonrones en una sola campaña – resultando Maris triunfador –.

Con una temporada tan espectacular desde la loma de las decisiones, Ford recibió por unanimidad el Premio Cy Young en una época en la que sólo había un premio para ambas ligas. En reconocimiento a sus esfuerzos, los Yankees celebraron también en septiembre el ‘Día de Whitey Ford’. En la Serie Mundial de ese año, Ford también batió el record de Babe Ruth de entradas consecutivas sin carreras. Por sus esfuerzos, el rubio ganó el reconocimiento como el Jugador Más Valioso de la Serie Mundial de la temporada.

1962 fue también un buen año, mismo en el que Ford entregó 17-8 con ERA de 2.90, mismo en el que conquistaría su décima victoria en Series Mundiales – y que continúa siendo un récord aún sin romperse –. Con 34 años de edad, Ford comenzó a tener problemas de circulación en su dedo índice izquierdo. Aún así, entregó números de 24-7 en 1963 con ERA de 2.74, siendo el mejor pitcher de la liga. Muy a pesar de esto, Ford no recibió un solo voto para el Cy Young ese año, sino únicamente el reconocimiento de The Sporting News como Pitcher del Año de la American League.

Luego comenzó el descenso. A los 35 años, Ford jugaba ya con dolores de cadera, con un talón lesionado y con problemas en los hombros. Aún así, el neoyorkino consiguió 17 victorias por 6 derrotas en 1964 y 16 victorias por 13 descalabros en 1965 – el año de su última aparición en una Serie Mundial –. Sus problemas circulatorios también se agravaron, necesitando una operación después de sentir el brazo izquierdo entumecido. Tenía una arteria obstruída – el resultado de tantos años de pitcheo –, por lo que se le practicó una simpatectomía.

La cirugía le permitió sobrevivir la temporada de 1966 (2-5 y ERA de 2.47), pero después de una inflamación en su codo, requirió de otro procedimiento quirúrgico – en esta ocasión de un bypass –. Luego de una breve aparición en 1967 (2-4 y ERA de 1.64) y en la que sufriera una lesión en el codo, Ford decidió retirarse. Fue un 30 de mayo de 1967 cuando el también llamado ‘Chairman of the Board’ se retiraría del béisbol de Grandes Ligas para siempre en una ceremonia hecha en su honor en el Yankee Stadium.

No sería el último reconocimiento que recibiría por parte de Nueva York antes de su muerte un 08 de octubre de 2020. En 1987, los neoyorkinos le dedicaron una placa en su honor en el Monument Park del Yankee Stadium junto a ‘Lefty’ Gomez. En 1999, la revista The Sporting News lo incluyó en la lista de los mejores jugadores de todos los tiempos en el puesto 52.

Así mismo, los Yankees le hicieron un homenaje en el año 2000 con motivo del 50 aniversario de su debut en Grandes Ligas. También fue encargado de lanzar la primera bola en el Juego de Estrellas de 2008. Finalmente, junto con Yogi Berra, Ford fue invitado a participar en la transmisión del último juego de los Yankees en el viejo Yankee Stadium en ese mismo año.

Whitey Ford dejó un racimo de récords a lo largo de su carrera tanto en temporada regular como en Series Mundiales que lo convirtieron en uno de los jugadores profesionales más condecorados de todos los tiempos. Sus hazañas en el pitcheo fueron también parte del ‘zeitgeist’ de la época, mismas que hicieron eco en décadas posteriores – cómo olvidar el episodio de Los Simpsons donde éste hace un cameo o el álbum de Everlast titulado ‘Whitey Ford Sings the Blues’, por mencionar algunos ejemplos –.

Como era de esperarse, el Salón de la Fama de Cooperstown lo recibió entre sus miembros en el año de 1974, como tributo a una carrera de 16 años como pitcher del icónico club de Nueva York. Merecido reconocimiento en vida a quien fuera uno de los más grandes exponentes del béisbol de Ligas Mayores. ¡Descanse en paz el gran Eddie ‘Whitey’ Ford!