El Béisbol se Disfruta Mejor en Familia

Según un artículo escrito por Harry Levinson y publicado en la revista Harvard Business Review, los ejecutivos más exitosos en los Estados Unidos son quienes construyen sus propias empresas. Sin embargo, el éxito derivado de su trabajo empresarial incita en muchos casos problemas personales con sus familias – en especial con sus hijos –. Levinson afirma que, por lo general, el fundador de una empresa tiene conflictos sin resolver con su padre. Comienza su propio negocio en aras de superar a su progenitor, para evitar ser supervisado, así como para escapar de la autoridad y rivalidad con otras figuras poderosas. Por otro lado, los hijos de éste resienten que el padre aún los trate como niños en su edad adulta – con condescencencia y con el patriarca desconfiando de sus habilidades para asumir la responsabilidad del negocio –. Ésta y otras muchas razones ocasionan que muchas empresas familiares no sobrevivan más de tres generaciones.

Muchas similitudes pueden establecerse entre el mundo empresarial y el béisbol profesional. Muy comunes son siempre los inevitables sentimientos de envidia y de resentimiento entre los padres e hijos que se dedican a este deporte. Si los logros profesionales del padre son eclipsados por los del hijo, el padre comienza a desarrollar envidia por éste. Si las hazañas del padre jamás pueden ser superadas por el hijo, éste vivirá cargando siempre minusvalía y resentimiento en su corazón. Pero esto no tiene por qué ser siempre así. Cada quien tiene que buscar su propio nicho en el cual destacar. Ejemplo de ello es una legendaria familia que se dedica al béisbol desde hace ya más de tres generaciones.

SANTOS ‘CANGURO’ AMARO (14/Mar/1908 – 31/May/2001).
Santos Amaro fue un ciudadano cubano con raíces portuguesas y moras que dejó grandes recuerdos en el béisbol mexicano. Jugó 14 temporadas invernales con Cuba – de 1936 a 1950 –, mientras que los veranos de 1928 hasta 1955 los pasó en la Liga Mexicana de Béisbol. Además de su carrera como jugador, el pelotero mejor conocido como ‘El Canguro’ dirigió a varias escuadras del béisbol cubano y mexicano, llegando a ser reconocido por el Salón de la Fama de ambas naciones. ‘El Canguro’ Amaro – apodo que recibió debido a su altura (1.92m) y a su habilidad para saltar – llegó a México en 1928. Al año siguiente conoció a una joven llamada Josefina Mora (1910-2007) – mejor conocida con el paso de los años como ‘Doña Pepa’ –, quien entonces era integrante de un equipo de béisbol profesional femenino en Veracruz. Al poco tiempo se casaron, y de su unión llegaron dos hijos: Mario, nacido en Cuba en 1931, y Rubén, nacido en Nuevo Laredo, México, cinco años más tarde.

La carrera de Santos ‘Canguro’ Amaro lo llevó a recorrer las zonas rurales de Estados Unidos en 1932. Sin embargo, el racismo que sufrió en esa temporada lo hizo desistir de buscar una carrera en el béisbol americano. Regresó brevemente en 1935, jugando 80 juegos en 14 estados de la unión americana junto con La Junta de Nuevo Laredo. Amaro encontró su nicho en México. Después de viajar junto con su esposa y sus dos hijos durante años, Santos Amaro asentó a la familia de manera permanente en México en 1951.

RUBÉN AMARO MORA (06/Ene/1936 – 31/Mar/2017).
A pesar de que Santos fue uno de los peloteros más talentosos de su época, Rubén y su hermano Mario aprendieron a jugar béisbol no por él, sino gracias a su madre, ‘Doña Pepa’. Para Santos, la educación académica de sus hijos era mucho más importante. Según comenta el reconocido escritor Rory Costello, ya hecho un joven adulto, Rubén rechazó las ofertas de los Tiburones de Veracruz en 1958-59 para irse a estudiar administración y contabilidad en la Academia Comercial de Veracruz durante tres años. “Era una carrera de cuatro años, pero no la terminé. Le prometí a mi padre que lo haría, y probablemente aún lo haga”.

Siendo parte de una distinguida extirpe de beisbolistas, Rubén Amaro fue ahijado del gran Martín Dihigo, quien fue compañero de su padre en México. Mientras que Rubén se fogueba como pelotero desde muy temprana edad, su hermano Mario se enfocó en su carrera de medicina. Rubén comenzó a hacerse un nombre en México a través de su participación en la Serie Mundial Amateur en Caracas, Venezuela, de 1953. Posteriormente, en marzo de 1954 Rubén ayudó a la selección mexicana a conseguir la medalla de plata en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de la Ciudad de México. En ambas escuadras jugó al lado de famoso Alfredo ‘Yaqui’ Ríos.

Antes de la temporada de 1954, los St. Louis Cardinals firmaron a Rubén Amaro como agente libre amateur. El cazatalentos, Tufie Hashem, quien en 1949 se había convertido en gerente general de las Águilas de Mexicali, lo mandó llamar. “En 1954, cuando la organización de los Cardenales extendió un acuerdo de trabajo a Mexicali, Hashem salió con su primer hallazgo, Rubén Amaro”. Amaro también notó la participación del manager-jugador de Mexicali, Art Lilly, en la decisión. De esta manera, Amaro comenzó su carrera profesional con las Águilas, quienes en aquella época pertenecían a la Arizona-Texas League (Clase C y puerta de entrada al béisbol americano para muchos connacionales).

En Mexicali, Rubén vio acción en sólo 93 juegos, pues sufrió una fractura en la fíbula. En el verano de 1954 y bajo la batuta de su padre, Santos Amaro – quien en aquel entonces ya contaba con 46 años –, jugó en sólo cuatro partidos con el Veracruz – 2 hits en 5 turnos al bat – en su única actuación en la Liga Mexicana de Béisbol. Regresó a Mexicali el año siguiente, produciendo 18 jonrones para un porcentaje de bateo de .309. Participó también en la Liga de la Costa con Hermosillo, pero fue cambiado a Mazatlán, pues “Hermosillo ya tenía muchos shortstops”. Regresó a Mazatlán por otras tres temporadas.

Luego de Mexicali, Rubén encontró su camino rumbo a Doble A con los Búfalos de Houston. Ahí permaneció de 1956 a 1957, a pesar de estar a punto de abandonarlos debido a los prejuicios raciales de los fanáticos de la Texas League. Según Costello, su padre lo hizo recapacitar, recordándole que lo había dejado abandonar sus estudios bajo la promesa que Rubén hiciera todo lo posible para llegar a Grandes Ligas. De esta manera, Rubén llegó a Rochester (Triple A) en 1958. A pesar de haber producido sólo .200 en 92 juegos, los Cardenales de San Luis lo llamaron en Junio. Con ello, Rubén pasó a la historia como el onceavo pelotero nacido en México en llegar a las mayores. Ahí, el novato fue bien recibido por Stan Musial – antiguo compañero de su padre en Cuba –, quien cuidó de él. En la temporada de 1958, Rubén participó sólo en 40 juegos, bateando para .224 en 76 turnos al bat, antes de ser canjeado a Buffalo (sucursal de Philadelphia en Triple A), donde pasó el año de 1959.

Luego de que el shortstop de los Phillies, Joe Koppe, sufriera una lesión, Amaro fue ascendido en 1960, convirtiéndose así en titular de esta posición y en el tercer mexicano en este equipo de Grandes Ligas. También se convirtió en el primer mexicano en establecerse en la gran carpa por más de diez años en una época en la que sus predecesores no pasaban más de dos años en este béisbol. Con los Phillies pasó las temporadas de 1960 a 1964 con un promedio global de bateo de .237, viendo acción en 668 juegos. De su actuación como shortstop, la Associated Press escribió en 1962: “Amaro, un fildeador brillante, es la piedra angular del cuadro interior de los Phillies”. En 1964 sería premiado con el Guante de Oro de la Liga Nacional por su talento en las paradas cortas.

A pesar del reconocimiento, Rubén Amaro fue intercambiado a los Yankees en 1965, donde vio poca acción luego de una lesión que requirió cirugía. A pesar de eso, pasó a la historia del béisbol mexicano al ser el primer nativo de México en alinear con el legendario equipo. Con los Yankees actuó en 3 temporadas (1966–1968), más que nada en calidad de reserva. Tenía intenciones de regresar a Ciudad Obregón para jugar en el invierno, pero el reglamento de la época estipulaba que los ligamayoristas debían ser pagados igual que en los Estados Unidos. El presupuesto de los Yaquis para toda la temporada era de 72,000 pesos ($6,000 USD), por lo que Amaro resultó impagable.

En 1968 vistió la franela de los California Angels, quienes lo compraron a los Yankees por $25,000 USD, fungiendo como refuerzo del shortstop titular. Terminada la temporada de 1969, los Angels terminaron su contrato con Amaro, no sin antes fungir éste como mentor del joven Aurelio Rodríguez.

Amaro trabajó después como cazatalentos, mánager, entrenador y director de béisbol y llevó al club venezolano Águilas del Zulia a un título de la Serie del Caribe en 1984 como mánager. Fue entrenador de los Phillies de Filadelfia en 1980 y 1981 y miembro del cuerpo técnico de los Cachorros de Chicago de 1983 a 1986. También fue cazatalentos de los Phillies de 1973 a 1982 (fichando a Willie Hernández), y supervisor de scouting de América Latina para los Cachorros en 1988. Luego fue cazatalentos para los Tigres de Detroit en la década de los 90s.

Rubén y su padre son recordados por el béisbol mexicano, al ser ambos miembros del Salón de la Fama con sede en Monterrey – convirtiéndose así en el primer dúo de padre e hijo en el béisbol mexicano en recibir este honor –.

RUBÉN AMARO, JR. (12/Feb/1965 –) Y EL RESTO DEL CLAN AMARO.
Rubén Amaro se casó con Judith Herman en 1961, de cuyo matrionio llegaron Rubén Amaro, Jr. y David Amaro – jugando éste último con los Cachorros en 1984 –. Rubén Amaro también tuvo dos hijos de su segundo matrimonio: Rubén Andrés Amaro – nacido el 23 de febrero de 1990 – y Luis Alfredo Amaro – nacido el 17 de enero de 1989 –, quienes también jugaron béisbol en algún momento de sus vidas. Amaro también tuvo una hija, Alayna Amaro, nacida el 24 de enero de 1984.
Ruben Jr. no sólo interpretó a su padre en dos episodios de la comedia familiar de ABC, The Goldbergs (2013 –) – programa en el que él mismo es un personaje interpretado por Niko Guardado, hijo del ligamayorista Eddie Guardado – sino que también tuvo una fructífera carrera en el béisbol de Grandes Ligas. Jugó en este circuito de 1991 a 1998 – viendo acción con los California Angels, los Phillies y los Indios de Cleveland –. 1995 fue el año en el que el joven alcanzaría la fama, al ser parte del roster de los Indios de Cleveland en la Serie Mundial –. Unos años más tarde de su retiro como jugador activo, Rubén Jr. se convirtió en Gerente General de los Phillies de 2008 a 2015, al sistituir a Pat Gillick. Con éste al mando, los Phillies llegaron a la Serie Mundial de 2009 – año en que los Yankees de Nueva York se llevaron la victoria –.

Después de algunas temporadas de sequía, Rubén Amaro Jr. abandonó su posición como Gerente General y regresó al campo de juego como coach de primera base de los Red Sox en 2016 – movimiento que fue muy comentado por la prensa deportiva, pues era esto muy inusual para un Gerente General –. Ahí permaneció hasta 2017. En 2018 se cambió a los New York Mets – también como coach de primera base –. Después de esa temporada, Rubén Jr. fue promovido como asistente del nuevo Gerente General, Brodie Van Wagenen.

Algunos años más tarde, Rubén Amaro Jr. añadió otro capítulo más a su currículum: actualmente es analista de los Phillies para la cadena NBC. Rubén Jr. se unió a la famosa transmisora desde 2020, donde es anfitrión de un show matutino junto a Angelo Cataldi. También se unió al equipo de analistas del estudio de la MLB Network a partir de esta actual temporada de 2022.