Salúdame a La Comadre
Es el jueves 14 de Enero de 1954 y el famoso periodista de la época, quien firmara todas sus publicaciones en el periódico El Imparcial con el seudónimo ‘Dando Guerra’, inicia su columna con unas líneas a manera de homenaje con motivo de la despedida de uno de los peloteros más versátiles que jamás haya producido Empalme, Sonora:
“Mañana por la noche, cuando el equipo de Hermosillo se presente en el Estadio de la Casa del Pueblo para enfrentarse a los Yaquis visitantes de Ciudad Obregón, tendremos oportunidad de prepararnos para ver jugando en el diamante hermosillense […] por última vez a uno de los peloteros más brillantes y más pimentosos que ha producido México: Héctor ‘La Comadre’ Leal.”
Nacido en la ciudad que uniera a Sonora con Guadalajara a través del ferrocarril Sud-Pacífico, Héctor Leal Rivera llegó a este mundo un 18 de Febrero de 1915. El empalmense nació en el seno de una familia con muy fuertes raíces beisboleras. Tanto él como sus hermanos ‘Coty’ y ‘Lupe’ se dedicaron desde muy jóvenes al deporte rey, sabiendo ocupar cada uno un lugar prominente en la bien llamada Época de Oro del Béisbol Mexicano.
En el México en el que a Leal le tocó nacer, no existían clínicas de béisbol ni ningún sistema de cultivo de jóvenes talentos deportivos, pero ésto no representó ningún obstáculo para destacar. Héctor comenzó jugando béisbol en su tierra al lado de otros jóvenes que muy pronto serían leyendas en el Rey de los Deportes, como Ángel Castro, Jesús ‘Cochihuila’ Valenzuela y Francisco ‘Pancho’ Alcaraz.
En 1930, la Liga Mexicana de Béisbol tenía tan sólo 5 primaveras, mientras que la Liga de la Costa del Pacífico ni siquiera era un sueño en la mente de Don Teodoro Mariscal. Empero, Héctor, de sólo 15 años de edad, ya vivía del béisbol. En un encuentro entre su novena de Empalme y otra de la ciudad de Navojoa, Héctor llamó la atención de los dueños de un club de Ahome, Sinaloa, quienes lo invitaron al béisbol de paga.
Ya desde joven se notaban las capacidades de Héctor. Jugaba con destreza en distintas posiciones, pero a la gente de esa época le gustaba verlo detrás del home plate. En 1931 militó no sólo con Ahome, sino también con la ‘Selección Mochis’ del Estado de Sinaloa, donde comenzó a cobrar fama. Como era de esperarse, sus talentos lo llevaron a otras ciudades, como Guadalajara, pasando en 1932 al club de Tuxpan, Nayarit.
En 1933, las facultades del joven lo transportan de vuelta a Sinaloa. Estando en la Perla del Pacífico – Mazatlán –, alinea con el equipo ‘Morelos’. Su fama llega a tal grado que, a sus 19 años, se une en 1934 a Ángel Castro, José Luis ‘Chile’ Gómez y otras jóvenes luminarias al equipo ‘Estrellas’ del inolvidable Homobono Márquez.
Al año siguiente, Héctor Leal destaca con la Selección Sonora en la capital del país, por lo que es llamado a participar en los Juegos Centroamericanos de El Salvador, celebrados del 16 de marzo al 5 de abril de 1935. Haciendo un excelente papel, Héctor regresa a Hermosillo para participar en el equipo sostenido por el Partido Nacional Revolucionario (PNR) – novena organizada por grandes figuras del béisbol de Hermosillo como Fernando M. Ortiz Miranda y Francisco ‘Viejo’ López –.
De 1936 a 1937, Leal recorre su carrera profesional con el ‘Morelos’ de Mazatlán, para después seguir con el ‘Tenería Viosca’ de La Paz, Baja California – equipo bajo la dirección del ‘Chivo’ de la Fuente –. Con ellos permanece como catcher y utility hasta medidados de 1938, cuando es invitado a formar parte de la Selección Mexicana en los Juegos Centroamericanos de Panamá.
Cubierto de gloria después de su desempeño en esta justa internacional, Leal es invitado a jugar en la tradicional Liga Mexicana de Béisbol. Así en 1938, Leal debuta con los Alijadores de Tampico, con quienes deja un récord de .268/.286/.366 en su primer temporada. Los jaibos, conformados por Manuel ‘Shorty’ Arroyo, ‘Cool Papa’ Bell, Chet Brewer, Ángel Castro, Alejandro ‘Cabezón’ Uriarte y Jesús ‘Cochihuila’ Valenzuela, entre otros, terminarían la temporada con récord de 32-15 en el tercer lugar de la liga.
Al año siguiente, Leal dividió la temporada con Tampico y con los Cafeteros de Córdoba, bateando en suma para .262/.294/.369. En Córdoba, el Empalmense alineó con Agustín Bejerano, Felino Cárdenas, Manuel ‘Ciclón’ Echeverría, José Luis ‘Chile’ Gómez, Luis ‘Molinero’ Montes de Oca, Zenón Ochoa y el recién llegado a México, Lázaro Salazar. El equipo resultaría el campeón de la temporada, con récord de 46-12 y con ventaja de 9 juegos sobre el segundo lugar.
Leal es llamado en 1940 al Veracruz de Pasquel, jugando con estrellas como Josh Gibson, ‘Cool Papa’ Bell, Willie Wells, Ray ‘Mamberto’ Dandridge, Martín Dihigo, Santos Amaro, Ramón Bragaña, Lázaro Salazar y su paisano Ángel Castro. Con el equipo porteño, Leal batea para .245/.311/.359 con 12 robos y 56 carreras en 83 juegos, bateando 6 triples. No era de extrañarse que, con semejante trabuco, el club conquistaría el campeonato en esa temporada (61-30 y 6 juegos de ventaja sobre el segundo lugar).
Siendo un profesional con 10 años de experiencia, Héctor Leal era ya un atleta solicitado en todo el país. Por ello, el sonorense se marchó al Monterrey, uniéndose a los Sultanes en 1941 después de iniciar la temporada con el Córdoba. Con ellos bateó para .275/.275/.350 en algunos juegos. Al próximo año vería más acción, bateando para .244/.327/.324 con 69 carreras en 90 partidos.
Estando en una gira por el noroeste de la República con los Sultanes, Héctor Leal recibe en 1942 el apodo de ‘La Comadre’, que desde entonces se convierte en su rúbrica de combate. Se dice que este mote se lo ganó debido a su don de gente y su caracter comunicativo. Contando con amplias relaciones con todos los equipos, los jugadores se acercaban a él para darse a conocer en el béisbol. ‘Vean a La Comadre’ era la recomendación dada a los novatos de la época.
En 1943, Héctor Leal se consagra como uno de los pilares en la coronación del campeón Monterrey, bateando para .274/.325/.322. En el invierno se inicia como manager, fungiendo como timonel del Jalisco de la Liga Invernal, conquistando en su debut un respetable segundo lugar.
Siendo ya un veterano famoso, Héctor Leal batea para .290/.364/.361, ayudando al Monterrey a llegar al subcampeonato en 1944. En invierno es seleccionado para participar en el Campeonato Mundial en Caracas, Venezuela, coronándose como campeón jardinero. Regresa como manager del béisbol invernal, llevando al Juárez-Loreto al segundo lugar. Un segundo subcampeonato del Monterrey vendría en 1945.
En 1946, Monterrey queda en quinto lugar en la Liga Mexicana, con Leal bateando para .239/.311/.308. En este año, Leal lucha al lado de Guaymas por la conquista del campeonato en la Liga de la Costa del Pacífico, quedándose Hermosillo con el cetro.
En 1947 llega otro campeonato para los Sultanes, con Leal bateando para .296/.371/.356 – con mejor promedio que sus compañeros Lou Klein y George Hausmann –. En el invierno, desde su silla de ruedas – se fracturó un pie al barrerse al home en la primera serie en Obregón –, lleva al Guaymas al campeonato costero con ayuda de su suplente, Juan Guerrero.
‘La Comadre’ recibe en 1948 la oportunidad de ser timonel en un equipo en la LMB. El equipo es los Tuneros de San Luis, a quienes dirige por media temporada, bateando para .235/.311/.360. De ahí se marcha a la Liga Arizona-Texas, para debutar con Ciudad Juárez. En el inverno se dirige a Los Mochis en la Liga de la Costa.
Tomando la batuta de Ciudad Juárez por otras dos temporadas (1949-50), Leal lleva a los Indios al campeonato de la Liga Arizona-Texas en 1950. En el invierno comienza ese año con Ciudad Obregón y termina en Mazatlán.
Su estrella empieza a decaer en 1952, dirigiendo al Acaponeta en Nayarit – a quienes hace campeones –. En el invierno tiene una actuación lucida con Mazatlán. Para 1953, Leal sigue en Acaponeta en el verano, dirigiendo posteriormente al Guadalajara en inverno, colero de la Liga de la Costa en esa temporada.
Llega 1954, año en que ‘La Comadre Leal’ cuelga la manopla, jugando con Ciudad Obregón en la IX temporada de la Liga de la Costa del Pacífico. De su retiro, ‘Dando Guerra’ escribiría:
“La Comadre, dotado de facultades de verdadero campeón, supo aprovecharlas y si en realidad hubiera dedicado sus esfuerzos a conquistar la maestría en una sola posición, de seguro que allí hubiera cuajado. Pero su carácter no sabía, ni sabe aún de rutinas y de cosas iguales. Pudo haber sido Héctor Leal un gran cátcher, ante el cual se hubieran humillado los fantasmas de Pete Arzate y Revilla, pero prefirió combinar la máscara de receptor con la manopla de cinco dedos del infilder o de jardinero… y en donde quiera que estuvo supo hacerlo bien.”
“Bien estará que el domingo Hermosillo aclame y aplauda y dedique un homenaje de reconocimiento y de cariño hacia la peleadora, pimentosa y argüendera ‘Comadre’, que para siempre se va del deporte Rey, que, con lágrimas en los ojos, cuelga el guante y se quita los spikes […] Bien valen el aplauso del público que gozó el fruto de tu esfuerzo y de tu dedicación, ‘Comadre’ Leal.”