Un Veracruzano llamado ‘Beto’ – Parte 2 de 2

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En 1954, Roberto ‘Beto’ Ávila había alcanzado el estrellato en el mejor béisbol del mundo. En esa temporada, Ávila pasó a la historia del béisbol mexicano como el primer pelotero nacido en México en ganar un campeonato de bateo en Grandes Ligas (.341). Liderando la Liga Americana, ‘Beto’ fue galardonado como el Jugador del Año por la revista especializada The Sporting News, así como por muchas otras organizaciones en Estados Unidos y en México.

Sus hazañas lo convirtieron en un gran ejemplo para todos los peloteros mexicanos que buscan llegar a Grandes Ligas. “Todo el mundo sabe quién era Ávila en México”, comentó el ex-pitcher de los Dodgers de Los Ángeles, Fernando Valenzuela, años más tarde. “Él fue una inspiración, por supuesto, para que los peloteros mexicanos llegaran a los Estados Unidos y jugaran en Ligas Mayores. Hizo un buen trabajo. Todo el mundo lo sabe y reconoce lo que hizo”.

Pero la suerte no le sonrió a este grande al año siguiente de su gran temporada. A pesar de haber recibido un generoso aumento salarial (de $20,000 USD a $27,500 USD, más la oportunidad de bonos adicionales de $2,000 USD), su promedio de bateo en la temporada de 1955 cayó a .272. Muchos factores contribuyeron a esta baja en su productividad. Su amigo y mentor Hank Majeski fue intercambiado a Baltimore a principios de julio, un esguince en el dedo del pie derecho le hizo perder varios juegos y un quiste corneal en el ojo derecho afectó su visibilidad, requiriendo cirugía. A pesar de ello, Ávila fue seleccionado por segunda ocasión para jugar en el equipo All-Star de la Liga Americana. Por segundo año, lideró también la Liga Americana en hits de sacrificio.

Al terminar la temporada, Ávila regresó al México para jugar con este equipo, del cual él era co-propietario. Con su ayuda y con la de varios compañeros de Grandes Ligas, la escuadra ganó el banderín de la Liga Veracruzana. A principios de la temporada, fichó a sus compañeros de los Indios de Cleveland, Early Wynn, el veterano de la Liga de la Costa, Bob Lemon así como el primera base Bill Glynn. Éstos hicieron algunas apariciones, pero se marcharon a los Estados Unidos. Jim Rivera, de los White Sox, se quedó para jugar la temporada completa.

‘Beto’ Ávila regresó a Cleveland para la temporada de 1956 con un salario base de $25,500 USD. Su promedio de bateó cayó nuevamente – de .272 a .224 –, lo cual hizo que la administración de los Indios le ordenaran hacerse un examen de la vista y utilizar anteojos antes de batear. Con un nuevo manager, Kerby Farrell, los Indios comenzaron la temporada de 1957.

Para sorpresa del equipo, Ávila se presentó sin anteojos, asegurando que el examen médico había indicado que no tenía ningún problema de visión. Pero su promedio de bateo empeoró – cayendo a .211 en mayo – por lo que el Gerente General de los Indios, Hank Greenberg le pidió que visitara al oculista de los Indios, quien le diagnosticó miopía. Forzado a usar lentes a la hora de batear, su promedio subió a .268.

Fue en 1958 cuando Greenberg fue sustituido como Gerente General por Frank ‘Trader’ Lane. Éste designó a Bobby Bragan como manager del equipo. Luego de una temporada en la que Ávila entregó un porcentaje de bateo de .253 y un porcentaje de embase de .349, Lane lo cambió a los Orioles de Baltimore por el lanzador Russ Heman y por $30,000 USD. La historia entre ‘Beto’ Ávila y los Indios de Cleveland había terminado.

Con los Orioles de 1959, Ávila vio acción en sólo 20  juegos, siendo enviado a los Medias Rojas a mediados de mayo.  Con ellos jugó sólo en 22 partidos antes de ser puesto en waivers nuevamente. Con el propósito de reemplazar a su segunda base enfermo, los Bravos de Milwaukee lo seleccionaron, quienes lo emplearon en 51 juegos. En resumen, Ávila jugó en 93 juegos, cerrando la temporada con un porcentaje de .227 y un porcentaje de embase de .314. Ésta sería su última temporada en Grandes Ligas.

Ávila regresó al béisbol invernal mexicano en ese mismo año con el equipo de Xalapa, con quienes se desempeñó como manager-jugador. Con un comienzo lento, el equipo llegó a la final, perdiendo el banderín en el último día de la temporada en un juego muy cerrado.

‘Beto’ Ávila contaba con 35 años cuando los Bravos de Milwaukee lo enviaron a Louisville, quienes a su vez lo transfirieron con los Tigres de la Ciudad de México de la Liga Mexicana. Con ellos volvió a brillar en el bateo – con porcentaje de .333, Ávila anotó un récord de 125 carreras en esa temporada –, ayudándolos a conquistar el banderín del mayor circuito de béisbol en México en el año de 1960. Ésta sería su última temporada como jugador activo.

Concluida su etapa como beisbolista, Ávila comenzó a brillar en otros ámbitos. En octubre de 1960, Ávila fue nombrado presidente de la Liga Veracruzana, misma que sería nombrada como la ‘Liga Roberto Ávila’ en su honor. También se convirtió en Presidente de la Liga Mexicana de Béisbol. Por su esto fuera poco, dos estadios de la Liga Mexicana fueron bautizados con su nombre: el Estado Beto Ávila en Cancún (en 1991, con capacidad de 7,782 personas) y el Parque Beto Ávila (en 1992, con capacidad de 9,000 personas) en Veracruz.

En 1980, Ávila comenzó una nueva carrera como legislador mexicano. Fue elegido alcalde de Veracruz y luego miembro del Congreso de México, donde sirvió dos términos. También se mantuvo activo como hombre de negocios. Tuvo cuatro hijos y diez nietos, mismos que crió con cariño hasta el fin de sus días.

Fue un 26 de octubre de 2004, cuando el gran pelotero encontraría su fin en su querida ciudad natal de Veracruz debido a complicaciones de diabetes y una enfermedad pulmonar. Tenía 80 años. Sus restos yacen hoy en un nicho de la Parroquia de San Pedro y San Pablo en la ciudad de Veracruz.

‘Beto’ Ávila fue fue elegido con justa razón en 1971 como miembro del Salón de la Fama del Béisbol Mexicano. Su inteligencia, su juego consistentemente agresivo y su determinación lo llevaron a convertirse en el primer latinoamericano en conquistar un campeonato de bateo en Grandes Ligas y en el primer gran referente del béisbol mexicano en este circuito. 

De las 11 temporadas que jugó en Grandes Ligas, Ávila participó en 1,300 juegos, compilando un promedio de bateo de .281, con 80 jonrones, 465 carreras impulsadas y 1,296 hits.

Las cinco inolvidables hazañas de Beto Ávila en Grandes Ligas:

  • Elegido tres veces en el equipo All-Star de la Liga Americana (1952, 1954 y 1955)
  • Líder en promedio de bateo de la Liga Americana (1954)
  • Líder en triples de la Liga Americana (1952)
  • 100 carreras anotadas en 2 temporadas (1952 y 1954)
  • Apareció en la boleta del premio al Jugador Más Valioso (MVP) en 1951 y terminó tercero en Votación para el MVP en 1954