Tratando de Hacer lo Imposible
Don Larsen (07/Ago/1929 – 01/Ene/2020) nunca reunió los votos suficientes para ser miembro del Salón de la Fama del Béisbol Americano en las 15 veces que su nombre fue escrito en las boletas de elección (1974-88). Con récord de 81 ganados contra 91 perdidos en 14 temporadas en la Gran Carpa, es difícil que algún comité de veteranos lo considere para tener algún día un lugar en la inmortalidad en Cooperstown. Sin embargo, a sus 26 años, el lanzador oriundo de Michigan City, Indiana, fue autor de uno de los momentos más icónicos e irrepetibles en la historia del béisbol de Grandes Ligas.
Nacido el 7 de Agosto de 1929 a orillas del Lago Michigan en el extremo noroeste de Indiana, Don J. Larsen fue el segundo hijo de Charlotte y James Larsen. Larsen recuerda que su primera experiencia con el béisbol fue ver a su padre jugar este deporte en un campo de arena. A los 4 años, el niño comenzó a jugar con él. Tal fue la gran influencia de James sobre el chico, que éste lo animó en su deseo infantil de convertirse algún día en beisbolista profesional.
En 1944, la familia Larsen se mudó a San Diego. Cursando en la Point Loma High School, Don se convirtió en una estrella del baloncesto y del béisbol. Rechazó varias ofertas de becas para jugar baloncesto universitario, pues, según dijo él mismo: “Nunca me dediqué mucho a los estudios y realmente no tenía interés en ir a la universidad y estudiar durante toda mi vida.”
GRANDES LIGAS TOCA A SU PUERTA
Art Schwarz, un cazatalentos de los St. Louis Browns vio lanzar a Larsen para el equipo Legion y le ofreció un contrato. Larsen firmó para el club ligamayorista con un bono de $850 USD. Fue así como los Browns lo enviaron a Aberdeen de la Liga Norte (Clase C). Larsen lanzó dos temporadas para los Pheasants con récord de 4-3 (1947) y 17-11 (1948). Asi continuó su ascenso en equipos como los Springfield Browns (4-4, 1949), los Globe-Miami Browns (2-4, 1949) y los Wichita Indians (6-4, 1950).
En 1951, Larsen fue reclutado por el ejército estadounidense. Pasó dos años en una unidad de Servicios Especiales en Fort Shafter durante la Guerra de Corea. Ahí lanzó para un equipo del ejército durante 1951 y 1952. Larsen fue dado de baja en 1953, siendo llamado para el entrenamiento de primavera de los Browns. Después de varias buenas actuaciones, fue ascendido al club de Grandes Ligas. En entrevista, él confesaría. “Nunca olvidaré lo emocionado que estaba cuando descubrí que había llegado al club. Era como Navidad en primavera.”
Larsen hizo su debut en Grandes Ligas el sábado 18 de abril de 1953, en el primer juego de una doble cartelera contra los Tigres de Detroit en el Briggs Stadium. El primer bateador que enfrentó, Harvey Kuenn, le dio un sencillo, pero a pesar del mal comienzo, Larsen lanzó blanqueada durante 5 entradas. Fue enviado a la banca en el sexto, luego de que los Tigres anotaran 3 carreras para tomar la ventaja por 3-2. Sin embargo, los Browns se recuperaron para ganar el juego 8-7, yéndose Larsen sin decisión. Consiguió su primera victoria el 12 de mayo, lanzando 7 2/3 entradas y permitiendo una carrera en la victoria de los Browns 7-3 sobre los Atléticos de Philadelphia.
UNA LECCIÓN INOLVIDABLE
Con la finalidad de acumular más experiencia, Larsen probó suerte en México en el invierno de 1953. Llegó a los Yaquis de Ciudad Obregón, club que había comenzado la IX Temporada de la Liga de la Costa del Pacífico (1953-54) como uno de los favoritos a ganar, pero que a partir de noviembre había sufrido ya varios reveses. Comenzaron en octubre con Art Lilly como manager, siendo éste sustituído por Hubb Kittle, y éste a su vez por Clinton Courtney en diciembre.
Al poco tiempo de la llegada de Courtney se incorporó Larsen, quien en poco más de un mes de juego ayudó a emparejar al equipo. Ahí alineó con peloteros como ‘Gilillo’ Villarreal (3b), Buddie Peterson (ss), Clinton Courtney (ca), Al Heist (cf), Pedro ‘Charrascas’ Ramírez (1b), Alemán Cruz (rf), Moisés Camacho (2b), Tony Ponce, Frank Sullivan (p) y un joven llamado Ronaldo ‘Ronnie’ Camacho, quien se inició como segunda base de reserva en el club.
Larsen ocupó el lugar de Bob Clear, quien había sido dado de baja. Debutó como jardinero el viernes 18 de diciembre de 1953, bateando jonrón, triple y sencillo, en un juego en el cual los Yaquis cayeron ante Mazatlán 16-6. Ese mismo domingo 20, Larsen venció a los Venados 8-3, ponchando a 11 contrincantes. Comenzó el Año Nuevo de 1954 con el pie derecho, conectando jonrón en el primer episodio y lanzando una blanqueada de 5-0 contra Hermosillo.
Sin embargo, fue en la Liga de la Costa donde Larsen recibiría una lección imborrable de manos de Claudio Solano. En el segundo juego de la serie contra Hermosillo el sábado 16 de enero, Larsen ganaba holgadamente 6-0 al término del séptimo episodio. No obstante, con Leo Rodríguez y William Cash en base, Solano conecta tremendo doblete en la octava que hace anotar a Hermosillo su primera carrera, seguido por otro doblete de Santiago ‘Dumbo’ Ayala que permite llegar a dos hombres a home. El relevista de Hermosillo, Jesús ‘Manopas’ Alcantar retira a tres hombres en la novena, preparando el escenario para la tragedia.
En ese último capítulo, ya con dos outs, William Cash conecta jonrón con dos en base y Claudio Solano lo segunda para sorpresivamente dejar en el terreno a los Yaquis con pizarra de 6-7. Esa derrota jamás la olvidaría el famoso pitcher de Grandes Ligas, llevándose la victoria ‘Manopas’ Alcantar, que fuera paseado en hombros hasta el Mercado Municipal de Hermosillo.
Al final de la campaña, Don Larsen comentaría: “De ese juego que perdí en Hermosillo no quiero ni acordarme. Allá me dieron una buena lección que me ha de ser provechosa. Ese juego lo tenía ganado con facilidad y lo perdí por demasiada confianza. Fue en realidad una buena lección.”
Larsen finalmente terminó la campaña con 4 ganados y 4 perdidos, retirándose a los Estados Unidos con las siguientes palabras: “Quiero en primer término despedirme del público obregonense que fue tan amable para conmigo y del cual me voy muy agradecido. Venir a jugar a México fue para mí una experiencia nueva. Conocí el béisbol que se practica en la Liga de la Costa del Pacífico de México y en mi opinión es bastante duro. El pelotero mexicano es bueno y hay una gran cantidad de magníficos jugadores…”
“ES DIVERTIDO TRATAR DE HACER LO IMPOSIBLE”
“Es divertido tratar de hacer lo imposible”, comentó Don Larsen en entrevista con ESPN. Para 1956, Larsen había pitcheado para 3 equipos en 4 temporadas, tocando el punto más bajo de su carrera en 1954 con los Orioles de Baltimore, donde dejó un pésimo récord de 3-21. Llegó con los Yankees de Nueva York en un intercambio de 17 jugadores. Ahí cosechó un total de 20-7 en las temporadas de 1955 y 1956. Con los Yankees llegando a la Serie Mundial de 1956, Larsen fue puesto a lanzar en el Segundo Juego. Sin embargo, no tuvo éxito: al segundo inning del partido, los Dodgers lo enviaron a la banca, concluyendo el encuentro con pizarra de 13-8.
Larsen no sabía que abriría el Quinto Juego de la Serie Final. De hecho, la noche anterior al juego había salido de juerga. Averiguó que él había sido elegido para abrir el juego al descubrir una pelota dentro de sus spikes en su locker – la señal utilizada por el timonel Casey Stengel para decirle a los lanzadores que era su día de pitchear –. Sus compañeros no estaban muy seguros que Stengel había tomado la decisión correcta. “Me acerqué a Frankie (Crosetti, coach de tercera base) y le pregunté: ‘¿Quién lanza hoy?’”, recordó el jardinero derecho de los Yankees, Hank Bauer. “Dijo [Crosetti] ‘Larsen’. Yo respondí: ‘Oh, Dios. Larsen’”.
Sin embargo, Larsen escribió una obra maestra de 97 lanzamientos que sigue sin empatar. Llegó a un conteo de 3 bolas con un solo bateador, enviando al dugout a todos los toleteros de los Dodgers, entre los que se encontraban los futuros miembros del Salón de la Fama ‘Pee Wee’ Resse, Gil Hodges, Duke Snider, Jackie Robinson y Roy Campanella.
Fue un homerun sin bases del legendario Mickey Mantle en la cuarta entrada lo que le daría a Larsen todas las carreras que necesitaba, pero los Yankees lograron anotar una más en la sexta entrada antre el abridor de los Dodgers, Sal Maglie, quien permitió sólo 5 hits en 8 entradas.
En la parte alta del noveno episodio, Larsen retiró a Carl Furillo con un elevado al jardín derecho y consiguió que Campanella conectara rodado a segunda para el penúltimo out. Al ver esto, el manager de los Dodgers, Walter Alston, envió al bateador emergente Dale Mitchel para cubrir a Maglie.
Increíblemente, Larsen hizo abanicar a Mitchell en lo que fuera su único ponche en 29 turnos al bat en una Serie Mundial. Cabe mencionar que en toda su carrera, Mitchell sólo se ponchó una vez cada 33.48 turnos al bat, lo cual lo convierte en el decimocuarto bateador más difícil de ponchar en la historia del béisbol.
Después de poner a Mitchell en out, Larsen salió del montículo, cayendo en los brazos del catcher Yogi Berra, quien saltó sobre el pitcher con alegre abandono. “Cuando Yogi Berra saltó sobre mí y me agarró con el abrazo de oso, mi mente se quedó completamente en blanco.”
Los Yankees ganaron la Serie Mundial de 1956 en siete juegos, consiguiendo su séptimo título en 10 temporadas. Larsen lanzó durante 10 temporadas más, nunca ganando más de 10 juegos en un año, pero logrando 3 victorias más en la Serie Mundial. Sin embargo, fue su primera victoria en la Serie Mundial de 1956 la que inmortalizó a Don Larsen, quien en ese año fue el Jugador Más Valioso de la Serie Mundial.
Después de dejar el béisbol, Larsen trabajó para una empresa en San José durante 24 años. Cuando se retiró de su segunda carrera, su esposa y él se mudaron a Coeur d’Alene, Idaho, con vista al lago Hayden y a 100 millas de la frontera con Canadá, falleciendo un 01 de enero de 2020 a la edad de 90 años. Al recordar su juego perfecto en la Serie Mundial, Larsen dijo una vez: “Nunca nadie podrá romper mi récord. Lo mejor que pueden hacer es empatarlo.”