Primera Sangre Mexicana en el Béisbol

En memoria de nuestro buen amigo Gilberto Delgado Lizárraga, destacado cronista de series mundiales, voz oficial de Padres de San Diego y de la Liga Mexicana del Pacífico, así como miembro del Salón de la Fama del Deporte de Tijuana, acaecido el pasado domingo 27 de marzo a la edad de 84 años. ¡Un abrazo hasta el cielo para este amable caballero!.

Es un hecho avalado por la Constitución Política Mexicana que nuestra nacionalidad, adquirida al nacimiento, es vitalicia e irrenunciable. Esto quiere decir que todo hijo de padres mexicanos – independientemente de que éstos residan en México o en el extranjero – tiene derecho a ser ciudadano mexicano. Ahora bien, existe mucha controversia sobre quién fue el primer beisbolista mexicano que haya jugado en Grandes Ligas. Muchos sostienen que el primero fue Baldomero ‘Melo’ Almada, pero otros hacen la observación de que el gran sonorense no fue sino el primer pelotero nacido en México que haya pisado la Gran Carpa, mas no el primer ciudadano mexicano. De hecho Almada no fue el primer mexicano en Grandes Ligas – ni siquiera el primer mexicano del roster de los Red Sox, quienes le abrieron las puertas a este prestigiado circuito. Como comentábamos en la semana anterior, ya en esta novena habían figurado dos jugadores de ascendencia mexicano-estadounidense antes de Alamada – Frank Arellanes (nacido en Santa Cruz, California) de 1908 a 1910  y Charley Hall (de Ventura, California) de 1909 a 1913 –.

Lo anterior no le quita ningún mérito a Almada, pues él sigue siendo de acuerdo a la muy válida opinión de la Sociedad Americana de Investigación del Béisbol (SABR por sus siglas en inglés) el primer beisbolista nacido en territorio mexicano en inaugurar la larga lista de peloteros provenientes de nuestro país que han dado el gran paso hacia el mejor béisbol del mundo. Pero mexicanos, insistimos, no son sólo los nacidos en México. Poniendo esto en claro, la SABR afirma que el primer mexicano (nacido de padres mexicanos en territorio estadounidense) fue un individuo con muchos nombres, pero registrado oficialmente con el nombre de Vicente Simental.

Simental – también conocido como Sandy Nava en los Estados Unidos o Vicente Nava en México – nació en San Francisco, California, un 12 de abril de 1860 – algunas versiones sugieren que nació en 1850, pero el Censo de 1860 confirma que en ese año contaba él con 3 meses de edad –. Llevó el apellido de su madre – la Sra. Josefa Simental, oriunda de Durango –, pues su padre no lo reconoció. Es posible que el apellido de su progenitor haya sido Nava, pero eso también es motivo de controversia. Cuando Vicente cumplió 7 años, su madre se casó con un farmacéutico inglés llamado William Irwin.

Así, el joven Vicente Simental se convirtió en Vincent Irwin. Durante su juventud en la década de 1880, el chico, llamado entonces Sandy Irwin, logró destacar en el béisbol de San Francisco. Fue en abril de 1882 que se uniría a los Providence Grays, donde fue nombrado Vincent Nava, con el propósito de internacionalizar su apellido y así aumentar su atractivo en el mercado. Ése es el nombre que se le quedó por el resto de su vida, a pesar de haber sido registrado por su madre de otra forma.  

El censo de San Francisco en aquella época revela que Nava se desempeñaba como herrero, jugando béisbol como actividad secundaria. Con el arribo de miles de estadounidenses e inmigrantes al oeste de los Estados Unidos debido a la fiebre de oro (The Gold Rush), San Francisco se convirtió en un lugar de gran actividad comercial hasta bien entrado el siglo XX. La primera liga profesional de California, la Pacific Baseball League, se formó en 1878 y se centró en esta ciudad, misma que constituía la base económica del estado. La liga incluía cuatro equipos, los Eagles, los Renos, los Californias y los Athletics. A sus 18 años, Nava jugó tanto para los Renos como para los Athletics. Un año más tarde, prestó sus servicios a los Renos y Oakland Knickerbockers de la misma liga. También fue miembro del club de béisbol Occident de San Francisco, siendo compañero del futuro ligamayorista Jerry Denny.

Nava se ganó la reputación de trabajar con los mejores y más rápidos lanzadores de la costa oeste, como Charlie Sweeney. En una época en que el equipo de protección para el catcher era muy rudimentario, un receptor fuerte y resistente era muy cotizado. En ese momento, el receptor generalmente jugaba muy atrás del home plate, quizás a más de veinte pies. Según Mario Longoria y el investigador Brian McKenna, uno de los aspectos del juego de Nava que más sobresalía era su enfoque agresivo para perseguir bolas altas.

En 1881, Nava jugó con los Atléticos de San Francisco de la California League. Destacó por su papel como catcher, con el periódico Boston Globe informando: “Sandy Irwin, el receptor de California, a quien Ward [John Montgomery Ward, uno de los lanzadores principales de Providence] desea que el club de Providence contrate para la próxima temporada, se distinguió enormemente en el reciente juego de doce entradas entre los Renos y los Nacionales en San Francisco.” “…merece el mayor elogio, y es más maravilloso por el hecho de que jugó las últimas seis entradas con un tobillo torcido”.

Sin duda, el equipo de Providence estaba interesado en adquirir a Nava después de haberlo visto actuar en San Francisco. Sin embargo, los directores de la franquicia tuvieron sus reservas. Algunos sintieron que un jugador latino era un lastre; otros pensaron que su etnia podría llamar la atención del público. El equipo finalmente accedió y trajo a Nava, Charlie Sweeney y un jardinero llamado Brown al este para una prueba. 

Sandy Irwin entró a Providence a principios de abril de 1882, y pronto se informó a los fanáticos que ahora sería conocido como Vincent Nava. La razón del cambio de nombre puede tener más que ver con el deseo de Providence de comercializar a su «pequeño receptor español» que con cualquier otra razón. Después de todo, «Irwin» no sonaba muy exótico. “El español que va a cachar para [Providence] tiene 21 años, pesa 153 libras y es un poco más bajo que [el receptor titular Barney Gilligan], pero más corpulento, especialmente alrededor de la espalda. Tiene la tez aceitunada oscura y los rasgos distintivos de la raza, y es un tipo tranquilo e inteligente. Su nombre es Vincent Nava; el apellido Irwin, adoptado por él, fue el de su padrastro”. De hecho, el origen racial de Nava fue un tema de conversación y curiosidad. Se le refirió en ocasiones no sólo como mexicano, sino también como español, cubano, indio, italiano, portugués, negro o mulato. Según reporta Brian McKenna, afortunadamente, su etnia no fue gran motivo de violencia por discriminación racial en esa época.

Con la firma de Providence, Nava se convirtió en el primer mexicano-estadounidense en ser aceptado en Ligas Mayores. Dado que Nava fue uno de los primeros peloteros provenientes de la naciente escena beisbolera de la costa oeste en unirse a las ligas mayores en el este, tuvo que hacer un gran esfuerzo por convencer al equipo de sus habilidades. Harry Wright sólo le concedió una prueba y sin garantías. Sus esfuerzos rindieron frutos: los periódicos de abril y mayo lo inundaron en elogios. El 16 de abril de 1882, el Syracuse Sunday Herald informó: “Nava (Irwin) jugó en un partido esta semana, capturando las desconcertantes curvas de Ward con asombrosa frescura. No usa máscara, haciendo su trabajo sin miedo”. Otro diario, el Inter Ocean, escribió, “Vincent Nava, mejor conocido en los círculos de béisbol de California como ‘Sandy’ Irwin, ha estado a prueba con el club de Providence, y habiendo demostrado ser un excelente receptor, fue agregado la semana pasada a la lista de hombres contratados regularmente para la temporada.» 

Nava hizo su debut en Grandes Ligas el 5 de mayo de 1882 en una victoria de 17-2 sobre Worcester, siendo el receptor del complicado pitcher Hoss Radbourn. Se fue 3 de 6 con un doblete y dos carreras anotadas pero también cometió dos errores. El 26 de mayo, se rompió el dedo en la sexta entrada al atrapar a Radbourn y abandonó el juego. Nava todavía hizo labor de receptoría a pesar del dolor en el dedo el 31 de mayo y nuevamente el 2 de junio, aunque tuvo que abandonar el último juego en la octava entrada debido a su fractura. El 4 de junio volvió a aparecer en la rotación de receptores, pero estaba tan herido que se negó a jugar y fue multado.

Como receptor suplente, Nava sólo apareció en 28 juegos en 1882, bateando para un raquítico .206. Sin embargo, su trabajo en la receptoría impresionó y Providence lo firmó para el año siguiente antes de que terminara la temporada. Nava y gran parte del club de Providence participaron en juegos de exhibición durante todo octubre. Se quedó con el club toda la temporada, pero sólo apareció en 29 juegos, bateando .240. Después de la temporada, jugó algunos partidos de exhibición con los Grays y luego se unió a Ted Sullivan en una gira por el sur, principalmente en Nueva Orleans, Mobile y Dallas. Después de un juego el 18 de octubre, el St. Louis Globe-Democrat comentó: “La mejor característica del juego fue el lanzamiento de [Charlie] Sweeney y la recepción de Nava, el pequeño español fue aclamado una y otra vez por su valiente y brillante desempeño.” 

La temporada en la que Providence ganó el título en 1884 es recordada por las hazañas deportivas de Hoss Radbourn, ganador de 59 juegos. En ese año, Nava estuvo en la receptoría en 27 partidos (jugando otras posiciones en otros 7), apoyando sobre todo a Charlie Sweeney. Nava bateó para un triste .095, logrando sólo 11 hits en 116 turnos al bat.  Providence ganó el banderín con 10.5 juegos de ventaja, principalmente debido al brazo derecho de Radbourn, pero Nava fue liberado antes de que la temporada terminara. Su última aparición fue el 5 de septiembre. No había producido un hit en sus últimos cuatro juegos, lo que en parte provocó su destitución. 

El equipo partió el 13 de septiembre para un viaje por carretera de un mes, dejándolo a él y al ciclón Miller atrás. La pareja se unió al equipo militar de Fort Monroe, Virginia, a principios de octubre. El 22 de agosto, Nava recibió un telegrama de Henry Lucas ofreciéndole $600 USD para unirse a St. Louis por el resto de la temporada. El mensaje incluso contenía una súplica personal: «Sweeney dice que vengas». Nava se mostró leal, entregando el telegrama a los directores de Providence y rechazando la oferta. El club no le reciprocó su lealtad, y fue cesado demasiado tarde en la temporada para colocarse con otro club de Grandes Ligas. Nava también jugó algunos partidos para los Old Point Nationals, un club de Norfolk, Virginia. Durante un juego de exhibición, los Nationals lo prestaron a los Orioles de Baltimore. 

Nava rápidamente se convirtió en favorito en Baltimore en 1885. Después de un juego de pretemporada, el diario Sporting Life declaró: “El centro de interés era Nava, quien jugó un juego bastante estable considerando que era su primera aparición frente a [el lanzador de Baltimore Hardie] Henderson, e hizo algunas jugadas inteligentes que capturaron los aplausos de la audiencia”. Sin embargo, Nava fue liberado en julio después de aparecer en sólo 8 juegos. En agosto, encontró un trabajo como conductor de transporte para pasajeros en Baltimore.

Sin haber firmado con un club a medida que se acercaba la temporada, Nava consideró regresar a San Francisco, pero finalmente se quedó en Baltimore. En mayo, Sporting Life señaló: “Vincent Nava, el pequeño receptor español, ha cambiado de opinión acerca de ir a California para unirse al club Alta y, por el momento, permanecerá en Baltimore, a menos que consiga un contrato”. Baltimore necesitaba un receptor a fines de junio, por lo que Nava se unió al club para sólo dos juegos. Con esto, su carrera en el béisbol profesional terminó. En 101 juegos de Grandes Ligas, bateó .177 en 345 turnos al bat.

En febrero de 1887, Nava fue contratado por Danbury de la Liga del Este, pero fue cesado antes de que comenzara la temporada. Regresó a Baltimore, donde trabajó como tapicero. Nunca se casó. El 15 de junio de 1906, Vincent Nava falleció a los 46 años de uremia, una enfermedad derivada de su alcoholismo, en el City Hospital. Al momento de su muerte, Nava trabajaba como portero en un salón ubicado cerca de Hamilton Pier, en un barrio peligroso de la ciudad. Fue enterrado en el Trinity Local Cemetery, un panteón para personas «no blancas». Posteriormente, con el desarrollo de la ciudad, el predio del cementerio fue incautado para la construcción de una carretera. Se desconoce si los restos de Nava y de otros difuntos permanezcan aún enterrados bajo las calles pavimentadas de la ciudad de los cangrejos.