¡… Y Alégale al Umpire!
Corría el mes de Noviembre de 1945 y las dos primeras series de la primera temporada de la Liga de la Costa habían concluido con Guaymas en el liderato absoluto (PCT: .667); seguido muy de cerca por Culiacán (.600); mientras Mazatlán ocupaba el tercer sitio (.500); y Hermosillo seguía hundido en un muy remoto cuarto lugar (.200).
La tercera serie fue motivo de muchas sorpresas para los aficionados de este fino deporte, y para muestra basta un botón, pues fue durante uno de sus encuentros cuando ocurriría el primer forfeit en la historia de este circuito invernal. El aborrecido forfeit (del inglés to forfeit, que se pudiera traducir al español como “perder”), hace referencia a la manera en que un partido concluye de forma automática cuando uno de los dos equipos no cumple con los estándares básicos para competir o no respeta las reglas establecidas para asegurar un juego limpio y justo.
Luego de un pésimo comienzo de temporada, Hermosillo logró su primera victoria en casa el sábado 10 de noviembre al vencer al líder ostionero con 4 carreras sobre 3 en un partido de 10 entradas, saliendo airoso el pitcher Joe Valenzuela y sus relevos Salvador ‘Zurdo’ Rodríguez y el legendario Manuel ‘Ciclón’ Echeverría – quien en aquel momento hacía su debut en el circuito – y perdiendo el pitcher cubano Julio Alfonso.
Tras la humillante derrota a manos del rival más débil del circuito, Guaymas necesitaba ganar los dos siguientes juegos de la serie – ambos programados para el domingo 11 de noviembre – para evitar así ceder su liderazgo ante Culiacán. Sin embargo, en el encuentro matutino, el catcher Luis Villanueva fue expulsado por el umpire principal Ricardo Lazaga, al intentar éste utilizar un bat modificado con una perforación en el centro.
En su defensa salió corriendo “el hombre de los pies alados”, Agustín Bejerano – uno de los más finos peloteros que ha conocido el béisbol mexicano y en aquel entonces manager de los Ostioneros –, quien, al ver que sus enérgicas protestas ante el juez de home resultaron en vano, decidió retirar al equipo del juego. Por la misma razón, el umpire Lazaga decretó el forfait a favor de Hermosillo, acreditándosele así el triunfo a la ciudad capitalina con 9 carreras sobre 0.
En el tercer y último encuentro, celebrado sólo unas cuantas horas más tarde, Guaymas y Hermosillo se encontraban empatados a 2 carreras en el onceavo episodio. Ya habían caído lo dos primeros outs de la entrada para Hermosillo, quien había logrado colar a dos hombres en base – a Francisco Alcaraz en la tercera y a ‘Paletas’ González en la primera –.
Fue el turno al bat de Lamberto Delgadillo, quien conectó una rola de hit entre la segunda base y el short stop. Con González corriendo tan rápido como se lo permitían sus piernas y el short stop intentando desesperadamente capturar la esférica, se produjo un aparatoso choque de tal magnitud que el umpire decretó “interferencia del corredor para producir un fildeo limpio”. Fue por esta razón que la carrera producida por Francisco Alcaraz – la cual ya se celebraba con pasión por toda la afición hermosillense – fue anulada.
Grande fue el disgusto que se llevó la fanaticada de la Casa del Pueblo esa noche, al quedar el partido empatado por falta de luz cuando la acalorada discusión con el umpire se llevó los últimos rayos del sol de ese domingo.
Final desafortunado para ambas novenas, pues a pesar de que Hermosillo logró robarle dos importantes victorias y un empate al gigante porteño, no logró salir del atoyadero, mientras que, tras el descalabro, Guaymas cayó al segundo lugar luego de que Culiacán lograra vencer a Mazatlán en el Estadio Universitario. ¡…Y alégale al umpire!