Tacuarineros vs. Venados – La Gran Rivalidad
¿Por qué será que cuando dos ciudades comparten una característica en común – poder económico y militar, acervo histórico y cultural, clubes deportivos de alto nivel –, sus habitantes buscan siempre la comunión entre ellos al enfrascarse en un antagonismo con sus vecinos? ¿Será esto parte de nuestra animal naturaleza, que nos orilla siempre hacia el tribalismo de cual provenimos?
Famosos son los casos como la pugna futbolística entre Madrid y Barcelona en España; la rivalidad relacionada – entre otras cosas – con la calidad de la cerveza entre las ciudades vecinas Düsseldorf (Altbier) y Köln (Kölsch) en Alemania; o incluso el superfluo afán por aparentar ser mejores que el vecino, como lo es el caso de Shelbyville y Springfield en Los Simpsons. Lo mismo también ocurre en el béisbol, donde desde hace muchos años existe una innegable rivalidad entre la ciudad donde confluyen los Tres Ríos y el famoso puerto del Pacífico, mismo que alguna vez en su historia fungiera también como la capital del Estado de Sinaloa (1859 a 1873).
Concluía la primera serie de la primera temporada de la Liga de la Costa del Pacífico (1945). El recién derrotado Culiacán había sufrido la vergüenza de haber perdido dos de tres partidos en su propia casa a manos de un superior Guaymas, mientras que Mazatlán había logrado salir airoso de su encuentro con Hermosillo en ‘La Casa del Pueblo’, ganando dos partidos y empatando el primero con la novena sonorense (cabe aclarar que debido a que los estadios de la época no contaban con alumbrado, los partidos se suspendían al caer la noche, por lo que no había extra-innings y se permitían los empates).
Había llegado el momento de que los vapuleados Tacuarineros, comandados por el manager-jugador Manuel Arroyo, se enfrentaran al rival con mayor ventaja en la primera serie del torneo, Mazatlán, en lo que fuese el primer juego de la segunda serie. La fecha de este duelo fue el viernes 02 de noviembre de 1945 y el lugar fue el estadio homónimo de la ciudad porteña – mismo que fuera inaugurado en 1942 por el comité liderado por Don Teodoro Mariscal –.
El primer juego de Culiacán contra la escuadra liderada por el cubano Manolo Fortes culminó en un reñido empate 4-4, mostrando que los guindas no eran, después de todo, hueso fácil de roer para el titán porteño. Más recordado fue sin duda el encuentro del sábado 03 de noviembre, donde gracias al pitcheo del ídolo de El Rosario, Manuel “Negro” Morales, la vieja Liga de la Costa del Pacífico vería el primer juego de un solo hit en su historia, escapándosele al lanzador sólo un venado con el nombre de Jesús “Chino” Llamas a la primera base.
Excelente actuación de Culiacán en el viejo Estadio de Mazatlán, donde Morales se coronó con la victoria en blanqueada de 3-0. El siguiente partido, celebrado en la tarde del domingo 04, sería incluso más espectacular, imponiéndose Culiacán con un aplastador 13-8 sobre su rival. Fortes estaba al borde del colapso nervioso, mientras que la directiva del club culichi se congratulaba por su decisión de haber designado a Arroyo como su manager.
Sin embargo, la amenaza de Guaymas seguía fuerte y se asomaba por el horizonte. Después de una derrota y otra victoria sobre la ciudad capital, el puerto sonorense se llevó la serie, venciendo el domingo a Hermosillo en un bochornoso 1-7, para el desmayo del experimentado hombre de béisbol y manager de los Presidentes, Francisco ‘Viejo’ López. Guaymas ponía en manifiesto su poderío y dominio sobre sus rivales y seguiría ofreciendo muchas sorpresas más – como en la siguiente serie – a lo largo del circuito.
Mientras tanto, Culiacán había recobrado la confianza después del descalabro de su debut, venciendo al Goliath porteño en el primer Clásico del Pacífico y con ello dando inicio a una relación de amor-odio entre ambas ciudades en cosas del béisbol. Envueltos en el suave perfume que ofrece la victoria sobre un difícil adversario, los culichis abordaron el autobús que los llevaría de regreso a casa, listos para un duro entrenamiento. Sabían que era necesario prepararse, pues la próxima semana se encontrarían nuevamente con un furioso Mazatlán sediento de venganza en la siguiente serie. ¡Hasta entonces, ‘patasaladas’!