‘El Bule’ desata la Guerra Civil

Corría el año de 1858 y la joven nación se encontraba sumida en una profunda e irreconciliable división política y social, liderada por dos grandes grupos: Liberales y Conservadores – apelativos que poco tienen que ver con la narrativa actual –. Esta guerra civil de tres años – conocida en los libros de texto como la Guerra de Reforma (1858-1861) – tuvo graves consecuencias para México. A pesar del triunfo de los Liberales, encabezados por Benito Juárez, el conflicto bélico orilló al país a la quiebra, por lo que México se vio forzado a suspender el pago de su deuda externa con Francia, España y Reino Unido. Con ello, y a pesar de haber proclamado su independencia de la corona española hacía apenas unas 4 décadas y de recientemente haber perdido más de la mitad de su territorio ante los Estados Unidos, la nación mexicana cayó nuevamente víctima de la ambición imperialista.

Utilizando la morosidad de México como pretexto, Napoleón III llevó a cabo una segunda invasión francesa en nuestro país (1862-1867), segundado por el absurdo sueño de Ferdinand Maximilian von Habsburg-Lothringen de instaurar un Segundo Imperio Mexicano (1863-1867). “Divide et impera”, fue una de las estrategias predilectas del abuelo del último monarca de Francia, misma que quizás lo inspiraría a utilizarla no sólo en Algeria, sino también en tierras mexicanas – aunque en realidad, en nuestro caso, fuimos nosotros mismos quienes le hicimos la tarea al extranjero –.

Habiendo sobrevivido a estas calamidades y con la paz que ofrecen los sepulcros, el deporte mexicano floreció durante el Siglo XX. No obstante, hace 66 años que el béisbol profesional fue testigo y escenario del comienzo de otra cruenta “Guerra Civil”, misma que continúa hasta nuestros días. Dicha guerra inició un 21 de abril de 1955, cuando dos bandos oriundos de la capital del país se dieron cita en el antiguo Parque Deportivo del Seguro Social para un combate mano a mano: Los Diablos Rojos del México – actualmente el equipo con más títulos (16) de la Liga Mexicana de Béisbol (LMB) – y los Tigres Capitalinos – conocidos desde 2007 como los Tigres de Quintana Roo y la segunda franquicia más exitosa (12 campeonatos) de este circuito –.

Fundados por el Ing. Alejo Peralta y Díaz Ceballos (1916-1997), los Tigres rugieron por primera vez en la Ciudad de México un 10 de abril de 1955, debutando en ese año con el timonel oriundo de Staten Island, George Genovese (1922-2015). En ese primer roster, se contó con peloteros de la talla de José “Pepe” Bache, Jim Baumer, Gail Henley, Paul Pettit, Emilio Ferrer, Ángel Castro, Leo Rodríguez, Jimmy Ochoa y Harry Gilbert. Por otro lado, el equipo rojo, propiedad de Héctor Peralta (1901-1983) – hermano de Alejo –, fue dirigido en ese año por Mario Rodríguez Díaz, siendo posteriormente relevado por Gil Torres. Su roster contaba con el talento de Vince Gonzales, Felipe “Burro” Hernández, Felipe “La Muñeca” Iturralde, Héctor Lara, Diomedes Olivo, Alonzo Perry, Roy Parker y Amador “Bule” Guzmán. En ese año, ambas escuadras se enfrentaron en 20 ocasiones, resultando el primer encuentro en un fenomenal triunfo para el equipo escarlata, quienes gracias a la destacada actuación del hábil lanzador derecho de 27 años, Amador “Bule” Guzmán, lograron salir victoriosos por pizarra de 7 carreras por 3.

Fue en este año cuando el serpentinero oriundo de Baja California Norte debutó con la tribu infernal, siendo él ya toda una leyenda con las Águilas de su natal Mexicali. Nacido en el seno de una familia de 7 hermanos, Domingo Amador “Bule” Guzmán León vio la luz del mundo por primera vez en el año de 1928 en el barrio bravo de la Colonia Pasadena en la ciudad más septentrional de México y de América Latina. Desde muy temprana edad se ganó el apodo con el que se le conocería, ya que, siendo sólo un niño, se iba a trabajar todos los días a una panadería cerca de su casa con un ánfora – bule – que  utilizaba para abastecerse de agua en sus labores.

Después de conquistar 5 títulos continuos en la Liga Urbana – una liga local de primera fuerza –, su entrenador, José “El Viejo” Montes, reconociendo el gran talento del muchacho, luchó por conseguirle un lugar con las Águilas de Mexicali. En un principio, el club se negó, pero “El Viejo”, convencido de las habilidades de su pupilo, siguió insistiendo hasta perseverar. “Anda chamaco, ésta es tu gran oportunidad” fueron las palabras que el joven Amador escuchó de su noble maestro y que pusieron en marcha la aventura de su vida. No decepcionó. Ganó el primer partido por 3 a 1 y, aún a pesar de haber perdido el segundo en un 2 a 1, el club emplumado quedó tan impresionado con él que lo firmó de inmediato – marcando así el gran comienzo de una historia de éxitos con esta escuadra –. Durante su tiempo con las Águilas de Mexicali, “El Bule” Guzmán llegó a imponer el récord de 98 victorias por 63 derrotas en su paso por las Ligas Sunset (1949, con 2-6; y 1950 con 25-7 y 120 ponchados), Southwest International (1951, con 9-11; y 1952, con 22-12), Arizona-Texas (1953, con 19-16; y 1954, con 20-10) y Arizona-México (1958, con 1-1). 

En la Liga de la Costa, “Bule” Guzmán fue considerado como uno de los grandes, ayudando a los Ostioneros de Guaymas a alcanzar el triunfo en el controversial campeonato de 1950-1951. Citando problemas económicos, Don Florencio Zaragoza disuelve el club a finales de 1952, siendo Guzmán comprado por los Mayos de Navojoa, con quienes impondría el récord de 11 victorias seguidas – de las 15 que produjo en la temporada 1953-1954 –, rompiendo así la marca de Walter McCoy, de Obregón.

Guzmán también dejó huella en la LMB junto con los Diablos Rojos del México (1955, 1956) – convirtiéndose en el primer pelotero oriundo de Mexicali en militar en el tradicional club –. Fue en su segundo año con los Diablos y bajo la dirección del legendario Lázaro Salazar, que Guzmán también contribuiría para que el equipo alcanzara su primer título de la Liga Mexicana de Béisbol. A pesar de que los Tigres consiguieron el banderín en el año anterior (1955) – por ello es que al club se le conoce como “el equipo que nació campeón” –, el público siempre recordará esa primera victoria de los Diablos producida por “El Bule” Guzmán en la primavera del 55. De las 20 ocasiones en que ambas escuadras se enfrentaron en dicha temporada, los Diablos se llevaron la victoria en 13 ocasiones, con Guzmán produciendo 3 de ellas. Pero fue esta legendaria serie la que iniciaría una de las rivalidades más añejas del béisbol mexicano – bautizada por los conocedores como “la Guerra Civil” –, misma que hasta hoy en nuestros días se vive muy diferente a las demás desde las tribunas del Estadio Alfredo Harp Helú.

Sin duda, Amador “Bule” Guzmán dejó una marca muy personal en todas las ligas en donde participó. Quienes lo vieron en la loma coinciden que fue un excelente competidor, muy valiente y capaz de conectar muchos strikes con su slider, su nuckleball y su bola baja. De personalidad carismática, también se le recuerda como un gran compañero, amigo de todos, humilde y un verdadero ídolo en su tierra natal. Siendo uno de los mayores exponentes del béisbol de Mexicali, la ciudad decidió integrarlo con todos los honores al Salón de la Fama del Deportista Mexicalense un 9 de septiembre de 2010 en el Teatro del Estado, permitiendo que su legado sea recordado por futuras generaciones.